La televisión de Miami y los disidentes
Por Armando Valladares
Diario Las Americas
Si hay algo que admiro es el trabajo de los periodistas que entrevistan toda clase de personajes en sus programas. Sé que muchas de estas entrevistas están determinadas por el afán obsesivo de lograr una mayor audiencia, el famoso “rating”. Algunas veces, los entrevistados se convierten para los televidentes o radio escuchas en verdaderamente ofensivos, es como si nos abofetearan y hay que cambiar el canal o apagar la radio.
Este tipo de periodistas ponen a un lado (con valor extraordinario y admirable) sus sentimientos y escrúpulos. Es un trabajo más, como el que realizan los que limpian las fosas sanitarias cuando se desbordan. (Y prefiero este último). Pero no debían olvidar que en esta ciudad de exiliados, en especial entre los cubanos, hay víctimas de las personas que ellos están entrevistando. La obsesión del “rating” debía tener un límite, que nosotros los espectadores no podemos establecer porque entonces nos acusarían de querer imponer la censura igual que en Cuba y de inmediato saldría alguien y nos estarían acusando de comunistas. Son esos entrevistadores (que mantienen además una magnífica relación con el exilio cubano) los que debían tener esa delicadeza, los que debían pensar en un exilio donde miles de torturados y familiares de los asesinados por las hordas represivas de Castro viven y se les ofende cuando esos personajes se presentan frente a las cámaras hablando con no mal disimulado orgullo de sus años sirviendo a la tiranía y repitiendo insolentes que no se arrepienten de nada. Pienso que quizás esos periodistas no se atreverían a llevar a sus programas a uno de los jefes del Ku Kux Klan, para que contaran sus odiseas cuando linchaban a los negros o a un nazi para que contara cómo eran los crematorios en Aschwitz. Tampoco creo que sus relaciones con la comunidad ...
afroamericana y judía sean tan estrechas como lo son con los cubanos. La historia de los crímenes y opresión no tienen credibilidad si no son contados por las víctimas, no por los que participaron en mayor o menor grado en esos abusos que siempre tratarán de ocultar, de minimizar o justificar. A la mayoría de los exiliados cubanos no nos interesan los “chismes” de la famita Castro. Ni si los calzoncillos de uno de los hijos del tirano tenían huecos o no. Ahora vienen aquí a decirnos que los comunistas tienen una doble moral, que tienen queridas, que roban, como si nosotros no supiéramos eso desde siempre.
Por esos programas han pasado ex comunistas verdaderamente repugnantes, recuerdo uno que era sicólogo, mulato, gordiflón, con aspecto de cerdo. Tranquilo frente a las cámaras, contando sus hazañas en el Ministerio del Interior. Llegó a decir que aunque su carnet era de la Seguridad del Estado, él no pertenecía a ese departamento y que su trabajo consistía en entrenar a los interrogadores y torturadores de la policía política, en las técnicas de cómo destruir la personalidad del preso interrogado, y con un cinismo increíble, en nuestras propias caras declaró que no se arrepentía de nada. Este perteneció al Departamento de Evaluación Sicológica del enemigo (como ellos le llamaban) y participó en la confección de los planes de tortura síquica para aplicar a los prisioneros políticos.
Frente a esas cámaras han comparecido quienes reprimieron, cómplices de persecuciones y torturas, que pasaron cuarenta y cinco años formando parte de la tiranía y ahora huyen hacia acá y se convierten en personajes. Ahora se ven en la televisión hablando con mesura y tratando de congraciarse con los exiliados, cualquiera pensaría que siempre fueron así, de amables y educados. Habría que verlos por las calles de Cuba inspirando terror, cuando eran señores de horca y cuchillo. Hay uno por ahí, que hace relaciones públicas a favor de Raúl Castro, que fue jefe de su despacho. Cuántos abusos y atropellos habrá cometido, hasta dónde será cómplice de mil infamias que no conocemos. Yo estoy indagando acerca de su participación en la campaña internacional de difamación contra mí cuando estaba en Relaciones Internacionales y en la Naciones Unidas pero de eso no hablan por supuesto. Este personaje tiene un programa en Radio Martí, que se ha convertido en refugio para todos estos comunistas reciclados, que añoran el continuismo con Raúl Castro. Hay jefes de cárceles y prisiones, uno de ellos anda por París, lo recuerdo cuando llegó a La Cabaña, huyendo de Bolivia, exhibiendo con aires de matón el Rolex que le regaló Fidel Castro. La famosa Coronela, vive aquí en Florida, se pueden escribir libros de sus abusos y atropellos contra las presas. No existe ni la más remota posibilidad de que un jefe de cárceles y prisiones en la tiranía de Castro no tenga las manos manchadas de sangre, que no haya torturado, que no haya ordenado golpear y bayonetear a los prisioneros. Un general de los guardafronteras cuya participación en la matanza de Canimar, cuando era un oficial de baja graduación, se está investigando también, ha ido a la televisión a contarnos “su historia”, recuerdo uno que dijo que Castro sólo ambicionaba la fama y que nunca le había cogido un centavo a nadie y con verdadero fervor revolucionario garantizó la honradez del tirano. Y toda esa fauna se pasea entre nosotros, hay embajadores, delegados ante la ONU, ex oficiales del ejército, torturadores de la Seguridad del Estado, todos tienen en común que descubrieron, hace un par de años y hasta menos, lo malo que es el comunismo, cuarenta y cinco años atrás, cuando eran cómplices y lo apoyaban, nunca vieron nada criticable, para ellos todo estaba bien. Aquí han adquirido la personalidad que nunca debieron tener gracias a la tribuna que les ofrecen estos periodistas. Pero un día llegará en que conozcamos el lado obscuro de la historia que ellos no cuentan.
No se pueden pasar veinte años en la Policía Política o de jefe de Cárceles y Prisiones, o de los Guardafronteras (que a tantos cubanos han asesinado), o en el Comité Central del Partido y no tener responsabilidad alguna... El colmo de estos periodistas a descendido a tal nivel por la obsesión del “rating” que a un disidente que está en Cuba, un traidor condecorado por un Coronel de la Seguridad del Estado, por sus servicios al comunismo (hecho admitido por él mismo), aquí lo siguen tratando como si nada hubiese pasado. Y lo llaman e invitan a los programas de televisión y radio, excepto en Radio Mambí, donde ninguno de estos señores tienen cabida... Cualquiera que no esté al corriente de quién es el personaje, creería que es un valiente opositor que dirige una “ilegal” organización dentro de Cuba, cuando la realidad es que es un chivato más colaborador de la tiranía.
Ya para terminar y que no me digan que soy un anticomunista visceral citaré unos versos del poeta comunista Rubén Martínez Villena, que un día se harán realidad, cuando en Cuba impere la Justicia: “Hace falta una carga/ para matar bribones/ para acabar la obra/ de las revoluciones/.
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