Wednesday, January 10, 2007

Flamante arzobispo de Varsovia, ante las evidencias publicadas, tuvo que admitir haber colaborado con la policía política del antiguo régimen comunist

FLASHESCulturales - Dir. Resp.: Prof. Alexander Torres Mega



"El comunismo es intrínsecamente perverso y

no se puede admitir que colaboren con él,

en ningún terreno,

quienes deseen salvar la civilización cristiana".

Pío XI, Encíclica "Divini Redemptoris"


Ayer, Día de Reyes, se supo que Monseñor Stanislaw Wielgus, el recién designado Arzobispo de Varsovia, terminó por reconocer que colaboró con los servicios secretos del régimen comunista en Polonia.

El prelado hizo esta confesión pública, recogida por «Radio Vaticano», después de publicarse una declaración de la Comisión histórica eclesiástica de Polonia, presidida por el profesor Wojciech Łaczkowski, en la que se confirma que Mons. Wielgus colaboró en secreto con la Sluzba Bezpieczenstwa, policía política del antiguo régimen comunista.

En una nota emitida por el programa polaco de «Radio Vaticano», el nuevo arzobispo Wielgus afirmó: «Llevado por el deseo de hacer estudios importantes para mi especialización científica, me dejé involucrar por esos contactos sin la prudencia necesaria, y sin la valentía y la decisión para romperlos. Confieso este error».

«Actué mal de nuevo cuando, en los últimos días, ante la campaña mediática, negué los hechos de esta colaboración», añade. «Esto ha puesto en peligro la credibilidad de las afirmaciones de las personas de la Iglesia, entre quienes se encuentran aquellos obispos que se han solidarizado conmigo».

Monseñor Wielgus concluye su declaración "pidiendo con corazón arrepentido ser acogido en la archidiócesis como un hermano que desea unir y no dividir..." y se somete con humildad a toda decisión que tome Benedicto XVI".

Tal ha sido el escándalo frente a las denuncias públicas del Instituto de la Memoria Nacional y tan importante la reacción que, el mismo día que debía celebrarse su investidura, el Arzobispo, ex agente del espionaje comunista, se vio obligado a renunciar al cargo para el que fue nombrado por Benedicto XVI.

El Vaticano y los obispos de Polonia salieron en defensa del nuevo arzobispo de Varsovia. La Oficina de Prensa del Vaticano declaró que, «cuando la Santa Sede decidió el nombramiento del nuevo arzobispo de Varsovia, tuvo en consideración todas las circunstancias de su vida, entre las que se encontraban las relativas a su pasado». El Vaticano respaldó así al flamante arzobispo y le reiteró su confianza, pero las protestas se multiplicaron hasta que el Vaticano cambió la actitud y aceptó la dimisión de Wielgus.

Para el presidente Lech Kaczynski, que, junto con su hermano, el primer
ministro Jaroslaw, es uno de los principales abanderados de la lucha por eliminar a los ex espías comunistas de la vida pública, la investidura de Wielgus era inaceptable. Según un sondeo, el 67% de los polacos también considera que Wielgus no debía tomar posesión del cargo.

¿Así están las cosas en la cúpula de la Iglesia?!

Que enorme es la diferencia existente entre la actual cúpula eclesiástica y aquellos católicos que ofrendaron sus vidas en el combate al comunismo. Imposible olvidar, por ejemplo, el martirio de los Cardenales Mindszenty y Stepinac, y a los miles de católicos fusilados en los paredones castristas que cayeron gritando "¡Abajo el comunismo – Viva Cristo Rey!"

Hoy, desgraciadamente, la mayoría de sacerdotes y obispos, por acción u omisión, viene facilitando el avance izquierdista.

Hasta el menos informado sabe que, desde hace décadas, la militancia marxista cuenta con la eficaz colaboración de la denominada "izquierda `católica'? que es indiscutiblemente de izquierda (marxista o filo-marxista) pero NO auténticamente católica.

La llamada "Teología de la Liberación" contaminó ideológicamente a "comunidades de base", "grupos de reflexión", etc. y muchos sacerdotes, junto a algunos obispos, se han sumado al bando marxista.

Hoy, no existe conflicto o movilización izquierdista que no tenga como motor propulsor a esa misma izquierda "católica".

Inclusive, debe recordarse, por su gravedad, a aquellos religiosos que se han integrado a organizaciones guerrilleras aunque son muchos más los que vienen colaborando con el marxismo pero en forma sutil y más o menos encubierta.

Sin embargo, la verdad es que existe absoluta incompatibilidad entre marxismo y cristianismo.



Ininterrumpidamente, el magisterio eclesiástico ha condenado al marxileninismo.



Recuérdese, por ejemplo, la contundencia con que el Papa Pío XI, a través de su Encíclica "Divini Redemptoris" (y también en "Quadragesimo Anno") sostuvo que "el comunismo es intrínsecamente perverso y no se puede admitir que colaboren con él, en ningún terreno, quienes deseen salvar la civilización cristiana". Hoy, más que antes, importa escuchar esa voz clara y firme: "el primer peligro, el más grande, el más general, es ciertamente el comunismo bajo todas sus formas y en todos sus grados..."

Jamás olvidaremos a un obispo compatriota, Mons. Antonio Corso, que, en perfecta fidelidad a ese Magisterio, denunció los métodos y los fines pérfidos de la secta materialista y atea, al tiempo que alertó para que la denominación de "cristiano" con la que se autocalifican ciertos sectores que cobijan al comunismo, NO confundiera a quienes quieren ser auténticos en su fe. Los fabricantes del error se ocultan dentro de la misma Iglesia -advertía- y "en boca del comunismo hasta la misma verdad se convierte en mentira".

Sigue resultando muy saludable recordar el mensaje siempre vigente de Mons. Corso, modelo de fidelidad a la doctrina perenne de la Iglesia. Católicos y no católicos supieron reconocer en los mensajes de quien fuera Obispo de Maldonado y Punta del Este un ejemplo de energía y ortodoxia en defensa de la verdad. El esclarecedor mensaje de Mons. Corso llegó a los uruguayos como antídoto de la confusión que reinó en instancias previas a elecciones nacionales.

Recurrió en forma ordenada a los textos pontificios y mostró prolijamente la continuidad del magisterio eclesiástico en la condena del comunismo y en la prohibición de cualquier forma de colaboración con él.

Demostrada la total incompatibilidad entre la doctrina católica y el comunismo, éste es inaceptable para el cristiano. Por ello, con indudable acierto, en víspera de elecciones, afirmó categóricamente que los "confesos adherentes del marxismo deben ser descartados sin hesitación".-

FLASHESCulturales - Dir. Resp.: Prof. Alexander Torres Mega

2007: ALERTAR – ESCLARECER - DOCUMENTAR – DENUNCIAR

R E S I S T E N C I A

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