29/01/2007
DE BOCA EN BOCA
Comunismo con vaselina
PEDRO MANUEL VÁSQUEZ ORTA
El Tiempo
PUERTO LA CRUZ.- Como en el famoso cuento de la hormiguita y el elefante, entre los venezolanos y el autócrata existe una relación parecida. Ha sido hábil desde el principio cuando comenzó a hablarle al país de que su intención era instaurar una democracia protagónica y participativa, solidaria y humanística, centrada en el bienestar del hombre, toda esta monserga aderezada con aquellas profundas reflexiones que hizo la cofradía, posiblemente orinando todos, después de unas cuantas cervezas, alrededor de los restos del famoso "samán de Güere".
Por supuesto, no podía faltar la mención de Bolívar, semejante icono sembrado en el alma y la conciencia de todos y cada uno de los venezolanos, es siempre útil para todo, inclusive para mentir y engañar. Citando sus frases fuera de contexto o, mejor todavía, como en el caso de nuestro dictador particular no citando en absoluto, por ejemplo, las opiniones cortantes, y definitivas del Libertador en contra de aquellos que pretenden, de cualquier manera, perpetuarse en el poder. Sin embargo, contra viento y marea, contra el propio Bolívar, esta democrática destrucción del país se apoda bolivariana porque convino que fuera así en una primera etapa.
Ha sido un poco siguiendo lo del aquel viejo refrán llanero que reza "no lo llamó perro, pero lo enseñó el tramojo". La primera gran señal fue la declaración de su sagrado e incondicional amor por el esclavizador cubano, el tirano Castro. A partir de allí todo estuvo claro en que el camino de la revolución bolivariana comenzaba y terminaba en el modelo cubano.
Como aquí la palabra comunismo es caca, tanto que hasta a la misma oposición parece que le da cierta grima pronunciarla, el autócrata, quien estamos seguros debe tener los labios partidos de tanto mordérselos para no decirlo y que seguramente no ve el momento en que pueda proclamar a los cuatro vientos que Venezuela marcha hacia el comunismo, ahora ha lanzado, desde finales del año pasado, su consigna del "Socialismo del Siglo XXI", es decir, "el mismo musiú con diferente cachimbo".
Por supuesto, el autócrata, quien es incapaz de sostener una discusión sería y profunda sobre este asunto del comunismo, sobre todo porque lo poco que sabe es porque se lo soplan, no acepta discutir nada con nadie para que no lo dejen en el más soberano de los ridículos. Para conocer el comunismo, sin embargo, no me tuve que leer a Lenín, Marx, Engels, Mao, me bastó la vida misma, que en forma práctica me enseñó cuánto daño material y espiritual puede hacer una ideología equivocada.
El comunismo es una venganza y nada con tan aviesas intenciones puede triunfar definitivamente. Vean a Cuba, a Corea del Norte, recuerden a la Urss y sus acólitos europeos. Pura destrucción, muerte y miseria. Quién quiera saber algo más del comunismo y sus horrores, que lea el artículo de Milagros Socorro, en El Nacional del jueves 25 pasado y entérese de la mayor hambruna de la historia con 30 millones de muertos, gracias a Mao. Reaccionemos, que ya la vaselina se está acabando.
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