Monday, January 15, 2007

Pobres cubanos


La iniciativa privada, un negocio incierto en la Cuba comunista

Lunes 15 enero 2007 - 11h48


SANTIAGO DE CUBA (AFP) - Overlin Barrientos canta clásicos revolucionarios, pero dejó atrás su empleo en el sector público, una de las bases de la Cuba comunista, para ganarse la vida con la propina que los turistas dejan caer en su gorra gastada.
El trío de Barrientos, compuesto por músicos jubilados que ahora integran el sector privado, pequeño y fuertemente regulado, toca en una pintoresca plaza colonial de Santiago de Cuba, a sólo unos metros de donde el ahora convaleciente presidente Fidel Castro pronunció su discurso triunfal el 1 de enero de 1959.

Su repertorio incluye favoritos internacionales como 'Guantanamera', pero también canciones que recuerdan las aventuras del pequeño grupo de rebeldes que luchó en esta ciudad y en las montañas de la cercana Sierra Maestra hace casi medio siglo.

Barrientos, de 69 años, parece desconcertado cuando se le pregunta sobre qué depara el futuro para la iniciativa privada ahora que el hermano menor de Fidel, Raúl, tiene las riendas del poder mientras el presidente se recupera de la cirugía intestinal a la que fue sometido el 27 de julio.

No obstante, admite que él y sus compañeros músicos ganan ahora al menos el doble que cuando el Estado les pagaba por tocar en eventos oficiales.

El Gobierno cubano recuerda que nadie pasa hambre en la isla, con una libreta de alimentos subsidiados, y todos tienen un empleo garantizado, además de vivienda, salud y educación.

Pero la disparidad entre los salarios estatales y los del sector privado han llevado a muchos cubanos a buscar los codiciados permisos que les permiten instalar pequeños negocios.

El número de negocios a los cuales uno se puede dedicar es limitado y los empresarios deben cumplir estrictas reglas. Los restaurantes privados, por ejemplo, pueden sentar un máximo de 12 personas, y no pueden servir langosta, oficialmente sólo disponible en establecimientos dirigidos por el Estado que atienden principalmente a turistas extranjeros.

Algunos cubanos expresan la esperanza de que las reglas se flexibilicen un poco con Raúl Castro al frente del gobierno, pese a que éste ha insistido en la continuidad de la revolución.

Varios analistas creen que Cuba eventualmente avanzará hacia el denominado "modelo chino", que adoptó algunas reformas de mercado mientras mantuvo el sistema de partido único.

Pero Jorge Hidalgo duda de que Cuba emprenda este camino en un futuro cercano. "Creo que se van a endurecer, particularmente con los restaurantes privados y el sector de la comida", opina Hidalgo, que alquila decoraciones para fiestas en una tienda diminuta de una bulliciosa calle de Santiago.

No está demasiado preocupado por el futuro de su propio negocio, ya que asegura que no tiene casi competencia en su especialidad, la fabricación de vistosas piñatas con forma de torta y decoraciones para fiestas infantiles hechas con cartón y papel de aluminio.

Hidalgo, de 43 años, solía trabajar en el aeropuerto, pero decidió instalar un negocio en la década del 90, cuando Cuba perdió a su principal socio comercial y aliado político con el colapso de la Unión Soviética, e inició un severo régimen de austeridad.

Fue durante esta época, conocida como "período especial", cuando Cuba alivió las restricciones a la empresa privada, prácticamente prohibidas desde la revolución.

"No es fácil", dice Juan Pérez, un empleado de una fábrica jubilado que asegura haber luchado en la revolución de 1959. "Pero el capitalismo tiene sus propios problemas, solamente vea el desempleo en esos países", aseguró.

Hamacándose en una mecedora bajo una fotografía de un joven Fidel Castro hablando a la multitud, palomas blancas posadas sobre sus hombros y brazos, Perez, de 71 años, habla con nostalgia de los días pasados. Lo que el país necesita no son reformas de mercado, sino "más disciplina", estima.

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