Tuesday, January 2, 2007

El Partido Popular de España apoya transicion en Cuba con Oswaldo Paya, revela organizacion Vasca.

¡Basta Ya!

Posición común sobre Cuba. Una farsa española en tres actos

Luife Galeano

Una vez más ha quedado demostrado que Europa no tiene una posición común frente a la situación cubana. Y no la tiene porque la propulsora natural, España, es incapaz de pronunciarse de manera inequívoca y única.



1º acto.



Por enésima vez el Partido Popular, y más en concreto el diplomático y diputado por Barcelona, Sr. Moragas, presentó en el Congreso de los Diputados una interpelación urgente sobre el caso específico de Cuba ante la posibilidad de un continuismo nepotista de los hermanos Castro y la consiguiente perpetuación de los encarcelamientos de los presos políticos, los continuos actos de repudio a los que piensan diferente y la persecución y detención predelictiva de periodistas y libre pensadores de la isla.



Es persistente el Sr. Moragas; un rasgo que le distingue y honra. Y a fuer de ser constante, arrancó de don Miguel Ángel Moratinos un acuerdo de consenso español sobre Cuba con el condicionante de que el futuro político competa al pueblo cubano en exclusiva. En un gesto sin precedentes el gobierno y el PSOE trabajarían al unísono con el principal partido opositor para la consecución de un acuerdo exento de propuestas prefabricadas que adoptaría el esperado cambio político. Por fin, el gobierno español tendría en sus manos una postura exportable a sus socios europeos de cara a la tan deseada posición común europea.



Es evidente que el PP considera que el futuro político es competencia de Cuba. Lo ha defendido en muchas ocasiones y lo ha demostrado con su apoyo al Sr. Oswaldo Payá y al Proyecto Varela así como con su actitud respetuosa, aunque no compartida, con el gobierno. Por otra parte, Cuba no necesita de propuestas prefabricadas. Con que se aplicase la ley y se convocara el referéndum del documento Todos Cubanos, amparado por más de veinticinco mil firmas, quedaría legitimado el sistema. Lo que busca el Sr. Moragas es que España intervenga para que se lleve a cabo el proceso democrático con todas las fuerzas involucradas y no el cómo debe llevarlo a cabo.


2º acto.



Sin embargo, todo el gozo quedó depositado en el pozo de las desilusiones cuando las buenas palabras del Sr. Moratinos fueron rechazadas por su propio partido con el respaldo de las comparsas de IU (Izquierda Unida), ERC (Ezquerra Republicana de Catalunya) y el BNG (Bloque Nacionalista Gallego). No es la primera vez (ni será la última) que un ministro del actual gobierno se queda con las nalgas a la intemperie. Es lógico, España adolece en esta legislatura de una política de Estado y cualquier comunicado ministerial se ha convertido en un comentario de atalaya.



Lo que ha quedado claro, no obstante, es que el Congreso de los Diputados, y el partido socialista en particular, han dicho NO a dos cuestiones fundamentales para el futuro de la isla. En primer lugar, han dicho NO a una posición común que coadyuvara a la transición pacífica y democrática. Algo que propugnaron para España en su día y que evitó un posible derramamiento de sangre. ¿Por qué no se lo permiten a Cuba? En segundo lugar, el NO se opone a la reconciliación y al reencuentro entre todos los cubanos, tanto de dentro como de fuera, que desean trabajar de forma pacífica por la libertad, la democracia y la concordia.



Ni el más progresista de los cubanos puede aceptar semejante postura del ejecutivo español que tachó la intervención del Sr. Moragas de injerente y oportunista. Es ilógico que la Sra. Aburto, designada para atacar la propuesta liberal, hable así. Se niega a reconocer las propuestas de la disidencia y se pliega a la voz del amo o bien, habla sin conocimiento de causa; cosa, por otra parte, a la que nos tienen muy acostumbrados los socialistas. La propuesta del PP solicita una posición común española, no qué tipo, ni cómo, ni quién, tendente a un cambio democrático al que tienen derecho los cubanos. Tampoco es inoportuna porque el principal obstáculo para el establecimiento de la democracia se derrumba a marchas forzadas y la hora de la libertad está próxima por mucho que se esfuercen los médicos en negarlo.



3º acto.



Además, el comandante Raúl Castro ya ha enviado dos mensajes al mundo que indican que es proclive a una serie de cambios importantes en la vida política. Estos mensajes han de tomarse con cautela ya que el régimen utiliza palabras que luego no se ajustan al camino recorrido y que Granma se encarga de divulgar a golpe de tumbadoras, pero los llamamientos están ahí y las circunstancias han cambiado. Cuba está empeñada en la liberalización de su economía presionada por las ansias de poder de una nomenclatura que, con la ausencia del Máximo Líder, se hace más virulenta en la búsqueda de un nuevo status.



El primer llamamiento se produjo durante la clausura de los actos del 2 de diciembre en el que proponía a los EEUU conversaciones sobre temas bilaterales. El segundo se produjo hace unos días durante el Congreso de Estudiantes Universitarios cuando hacía hincapié en las ‘discrepancias políticas cuyas divergencias eran buenas para el país porque garantizaban la toma de las mejores decisiones’.



Hay que estar atentos a las palabras. El Partido Popular parece estarlo. Ha presentado sus mociones en el Congreso de los Diputados y solicita una posición común del Estado español. Es el camino correcto y se vería muy fortalecido si, además, contara con la intervención de la Casa Real, tan interesada siempre en los problemas de Hispanoamérica, para el establecimiento de una mesa de negociaciones en la que, sin vencedores ni vencidos, todos los cubanos gozasen de su parcela de opinión.



Los EEUU han tomado nota y negociarán unas tímidas propuestas sobre el envío de medicinas y remesas de dinero. No son iniciativas que por sí solas garanticen el camino a la transición, ni los norteamericanos se plegarán a las exigencias cubanas pero sí constituyen un primer paso. Quedan muchos más y se espera que el 2007 sea el año del cambio. Muchos se preguntan si España estará a la altura de las circunstancias o si se limitará a la jocosa contemplación de los toros desde la barrera.

1 comment:

Luife Galeano said...

Juan Cuellar.

Te importaría contactar conmigo?