Jan y Cuje: ¿Fue chivato Carlos Otero?

Por
Roberto Luque Escalona

Libre

º “Para Bailar”: esas dos palabras no significan nada para los que vinieron antes del Mariel, que son la mayoría absoluta del exilio. Pues bien, tal era el nombre de un programa de la televisión cubana que comenzó como un simple concurso de baile a finales de los 70’. Inmediatamente, desde el principio, se convirtió en el espacio más exitoso desde que los alquimistas robulucionarios se hicieron cargo de todos los canales y, armados con la Piedra Filosofal del Socialismo Científico, convirtieron la TV en M.
El secreto del éxito del nuevo programa estaba en los animadores. Nunca he visto un programa con tantos animadores, un total de ocho; siete pepillos: Cary Ravelo, Lili Rentería, Mara Roque, Vicky (creo que) Castro, Alberto Pujol, Rey Batista y uno llamado Armando de cuyo apellido no puedo acordarme. Completaba el octeto Salvador Blanco, simplemente Salvador, que ya era un hombre hecho y derecho. Por ese detalle y, sobre todo, por sus múltiples dotes, que iban de los chistes a la mímica, Salvador se convirtió en la primera figura del grupo y en un personaje nacional, pues podía decirse que los domingos, a la una de la tarde, todo el mundo en Cuba, de Guane a Gran Tierra, sintonizaba el canal que trasmitía Para Bailar.
Como siempre sucede, hubo bajas en el equipo: Lili Rentería y Alberto Pujol dedicaron cada vez más tiempo al cine y su presencia en el programa comenzó a hacerse irregular. Vicki (creo que) Castro se casó (otra vez creo que)con un mexicano y emigró. Mara Roque dedicó mayor tiempo a sus estudios de Bioquímica. En fin, que hizo falta un refuerzo. Así llegó Carlos Otero a Para Bailar, establecido ya como el programa de mayor audiencia en Cuba, lugar que mantuvo durante mucho tiempo. Otero cayó bien, pero nunca pasó de ser la contrafigura de Salvador.
Fue entonces cuando, en 1982, estando en la cima de su fama, Salvador Blanco quiso jugarle un rififí a Esteban Dido, a quien, por cierto, no le caía nada bien, y compró un tour a la Unión Soviética junto con su mamá y su padrastro, con el propósito de quedarse en el camino. Pues bien, alguien los chivateó, que en Cuba está el chivato que da al pecho, y al talego fueron a parar los tres.
Cuando salió del Combinado del Este y su madre de Manto Negro, ambos emigraron a Francia. Luego vinieron para acá. En 1990. Hace 18 años. En todo ese tiempo, uno de los mejores animadores de la televisión cubana, el mejor de las últimas décadas, no recibió la más mínima oportunidad de trabajar en lo suyo.
Todo esto me viene a la mente ante el recibimiento poco menos que apoteósico brindado a Carlos Otero, que no es un zapato viejo de Salvador. El encuentro entre Otero y el canal 41 ha sido casi orgásmico. Un paniaguado del estebanato con casa en Miramar, Lada y sueldazo, fue recibido como un prócer de la farándula. Para corresponder a tanta amabilidad, éste apeló a toda su fortaleza facial para decir que el programa de Oscar Haza le había hecho ver la realidad de la tiranía.
Los masivos actos de repudio cuando Mariel, la creciente miseria y encanallamiento de los cubanos, el fenómeno del jineterismo, la masacre del remolcador 13 de Marzo, el fusilamiento de tres infelices que ni opositores eran sólo por tratar de secuestrar un barquito, el acoso violento a los siempre pacíficos disidentes, la vida de ricos que se daban los llamados “pinchos”...; en fin, toda aquella porquería que tenía delante no la veía hasta que Haza se la hizo ver. Esto me obliga a una rectificación: hace un tiempo califiqué el programa A Mano Limpia de “hijeputódromo” por la cantidad de hijos de mala madre que por él desfilaban, algunos de ellos estrellas refulgentes de la hijeputez, como Alcibíades Hidalgo. Ahora debo rectificar. A Mano Limpia no es El Hijeputódromo. A Mano Limpia es... La Luz.
¿Fue chivato Carlos Otero? Su desconcierto cuando Haza le preguntó por Igor, el seguroso a cargo de controlar lo que antes era Radiocentro, fue evidente y su respuesta falsa. Eso de que Igor sólo estaba allí para detectar un posible atentado a Esteban es, simplemente, mentira, y reitera la propaganda del régimen sobre los “continuos intentos” de escabechar al Coma. Falsa fue también su respuesta sobre la imposibilidad de visitar en la cárcel a su antiguo compañero: Alberto Pujol lo visitó.
En cuanto a Salvador: ¿saben por qué es el único presentador que no ha recibido una oportunidad en la televisión de Miami a pesar de ser el mejor? Porque salió de allá “sucio”, del presidio político para el exilio, mientras que los otros mantuvieron su lealtad a la Robolución y al Coma Andante mientras estuvieron en Cuba y salieron de allí en viaje oficial o con el permiso de los seguriches, cuando no enviados por ellos. Así, como suena, exiliados.

º Siguiendo con el 41: ¿es cierto lo que me cuentan de La Mirada Indiscreta, programa conducido por Alejandro Ríos? Me dicen que presentó escenas de una película cubana protagonizada por el esbirro-actor Luis Alberto García en la que se ve una escena de sexo que incluye penes de goma, de plástico o de qué sé yo. Pornografía estebánica a las seis de la tarde de un domingo.

º Mientras tanto, sigue la represión allá y los “borrón y cuenta nueva” aquí. Mi opinión: imposible convivir con semejante crápula. Si algún día hay justicia en Cuba, esos esbirros voluntarios que hemos visto en la TV debieran ser enjuiciados. Para ellos, para todos los de su calaña, repito las palabras que les dediqué en Los Niños y el Tigre cuando aún estaba en Cuba: “... que son ustedes la más despreciable y repugnante gentuza que jamás plagó esta isla y que sus madres serán tachadas de putas sólo por el hecho de haberlos parido.” (Primera edición de Los Niños y el Tigre, página 152).