Wednesday, November 21, 2007

Un programa y dos opiniones.

Foto cortesia del Blog de Yoany: Generacion "Y"

El pasado lunes, la television castrista presento un programa titulado "dialogo abierto. En su afan de dar la apariencia de "cambios" el regimen del hermanisimo en jefe esta trabajando el concepto muy directamente. Es curioso notar como los avesados periodistas (turistas) extranjeros en Cuba le hacen el coro al regimen. Aqui les pongo la opinion de dicho programa escrito por Mauricio Vincent del diario espanol El Pais y la del Blog de Yoani Sanchez de "Generacion "Y" dentro de Cuba.
Como dice el eslogan de la television Fox: "nosotros reportamos, ustedes decidan"
Ahora le coresponde a cada uno saber quien dice la verdad sin cortapizas y sin intereses.


Juan Cuellar




"Desliz mediático"

Generacion "Y"

Ayer lunes en la noche, el programa “Diálogo abierto” me confirmó la idea de que el debate cuando no es libre y espontáneo se queda en un monólogo de varias voces. Precisamente la ausencia de polémica fue lo que caracterizó a los invitados de Loly Estevéz, entre los que estaba Alfredo Guevara, Eduardo Heras León, Desiderio Navarro, Roberto Fernández Retamar y Corina Mestre. Cierto llamado a “no disentir” ante las cámaras, podía adivinarse tras el tono descriptivo y general de las intervenciones. Ni siquiera se habilitó la posibilidad de recibir llamadas de los televidentes, que en otras emisiones del mismo programa han elevado la temperatura de la discusión.

Las omisiones, como casi siempre, fueron más significativas que lo expresado a viva voz. Desiderio Navarro fue el único que mencionó, muy levemente, la polémica intelectual de los meses de enero y febrero. Como “un desliz mediático” caracterizó Navarro la aparición de Pavón, Serguera y Quesada en la televisión cubana, hecho éste que actuó como detonante para el intercambio de correos electrónicos que cuestionó la política cultural de la Revolución.

“Diálogo abierto” fue ayer un depósito de frases triunfalistas para caracterizar los actuales debates que preceden al Congreso de la UNEAC, lo que contrasta con los corrosivos planteamientos -hechos en esas reuniones- por una buena parte de la intelectualidad cubana. Los “polemistas” repitieron frases como “una nación no puede vivir de espaldas al debate”, “no podemos regalarles los temas al enemigo”, “hay que incluir más a los jóvenes en la crítica constructiva”. Todo esto dicho bajo la mirada de Fidel Castro y José Martí que, desde dos pinturas de Raúl Martínez, formaban parte de la decoración del set.

Claro está que ninguno de los participantes se atrevió a decir que “el debate debe ser entre todos los cubanos, no importa la filiación política o las preferencias ideológicas”. Tampoco llegaron a cuestionarse el por qué la cultura tiene que ser discutida entre entendidos, cuando es patrimonio de todos. Lo que nos dejó la “guerrita de los emails” también conocida como “palabras de los intelectuales” ha sido evidentemente absorbido y reacomodado por los funcionaros de la cultura. Anoche, en lugar de combustible para seguir debatiendo, a los espectadores se nos mostraron los inflexibles límites de un “debate entre revolucionarios”.
La Habana, 20 de Noviembre de 2007






Voces críticas en la televisión cubana
Un programa permite el debate como vía para salvar la revolución
MAURICIO VICENT - LA Habana - 21/11/2007

El Pais
Lentamente, algo empieza a cambiar en Cuba. Si es obvio que las voces críticas son cada vez más y suenan más claras dentro de la isla, la protesta intelectual que a comienzos de año sacudió el mundo de la cultura parece haber servido de revulsivo, y sigue abriendo pequeñas puertas. El lunes, la televisión estatal emitió un programa en el que varios intelectuales -que participaron en la denominada guerra de los e-mails- criticaron la falta de espacios de debate y la etapa turbulenta del quinquenio gris, que durante décadas cercenó cualquier posibilidad de disensión en Cuba.

Todo fue medido, sin exabruptos ni denuncias hirientes. Pero que en la televisión cubana se hable abiertamente de la censura que se ejerció, se mencione por su nombre la etapa conocida como el quinquenio gris y se recuerden las consecuencias funestas que tuvo aquel periodo de intolerancia para la cultura cubana es más que simbólico. También lo es que más o menos abiertamente se reclame la apertura de espacios de debate y participación real si se pretende "salvar la revolución".

En el programa Diálogo abierto, emitido por el canal educativo, participaron Alfredo Guevara, presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano; Roberto Fernández Retamar, director de Casa de las Américas; Desiderio Navarro, director de la revista Criterios y uno de los iniciadores de la guerra de los e-mails, y el escritor Eduardo Heras León, represaliado durante el quinquenio gris. También fue entrevistado el ensayista y sociólogo Fernando Martínez Heredia, entre otros. Todos hablaron desde dentro del sistema, con un discurso nada rupturista pero inédito en televisión, núcleo duro de la ideología y la propaganda. En la polémica intelectual del pasado mes de enero, una de las principales dianas fue el Instituto Cubano de Radio y Televisión, debido a la indignación que provocó la rehabilitación pública en televisión de varios ex funcionarios vinculados a la etapa más negra de la cultura cubana.

Heras León, que sufrió en carne propia la censura y la marginación, habló de la necesidad de recuperar la memoria sobre aquellos años "tristes" para que no se repita la experiencia. En Cuba, dijo, ya existe una "cultura de la resistencia" y una "cultura de la solidaridad", pero hace falta una "cultura del debate". Martínez Heredia tocó un punto caliente: el debate (y no se refería sólo al intelectual) es "estéril" si se encapsula y no llega a los medios de comunicación, como ha ocurrido hasta ahora. Para Alfredo Guevara, en los momentos cruciales que vive Cuba flaco favor se le hace a la revolución si no se alienta el pensamiento e intercambio de ideas críticas como forma de repensar el modelo socialista cubano.

El programa Diálogo abierto, e incluso la guerra de los e-mails es, sobre todo, un símbolo de los nuevos tiempos imparables.

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