Lluís Foix
La Vanguardia
En la cumbre de Santiago de Chile se practicó más la política nacional que la internacional. Zapatero defendió a Aznar y el Rey también. Hugo Chávez volvió a practicar la demagogia y los malos modos. Aznar llamó a Zapatero y al Rey para agradecerles su defensa cuando el caudillo venezolano se obstinaba en llamar fascista a Aznar.
Pura diplomacia exquisita al estilo Metternich. Un escándalo que no beneficia ni al Rey ni a Zapatero ni a Aznar y, por supuesto, a todos los jerarcas reunidos en Santiago de Chile bajo la anfitriona, presidenta Bachelet.
Hizo muy bien el Rey al echarle en cara a Chávez que por qué no se callaba. También estuvo a la altura Zapatero al defender a su predecesor en La Moncloa a pesar de que las diferencias que les separan son abismales. Zapatero hacía callar a Rajoy que llegó a decir que la actitud de Zapatero había sido adecuada.
La política interior española ganó un poco de racionalidad, de sentido común y de trato personal y humano entre dos presidentes. Lo cortés no quita lo valiente, dicen que Aznar le dijo a Zapatero.
Chávez es el campeón del nuevo populismo latinoamericano. Se me ocurre que la vida política del caudillo bolivariano puede ser muy larga. Pero me atrevo a vaticinar que no va a tener un final feliz.
Chávez acusa a las empresas españolas y a Aznar de impulsar un golpe de estado en Venezuela. Pero se olvida que él alcanzó el poder por primera vez con un golpe de estado. La antorcha que llevaba Castro enfrentándose a Estados Unidos casi durante medio siglo la ha recogido Hugo Chávez.
Sus armas son muy simples: petrodólares, demagogia, privación de las libertades en el interior y modificación de la Constitución para perdurar en el poder indefinidamente. Su verborrea incontinente en Chile coincide con un movimiento cívico de estudiantes en Venezuela que le discuten su legitimidad. También las mentes más lúcidas del ejército le han plantado cara. Se me ocurren varias reflexiones:
1.- La educación y los buenos modos no brillaron en Chile. Chávez da miedo por el lenguaje utilizado. Del populismo se llega fácilmente al totalitarismo. Casi es inevitable.
2.- Hay un sentimiento contra Estados Unidos, los de George Bush, muy extendido en América del Sur. Es sintomático que México, que tiene un acuerdo con Estados Unidos no se alinee con los ex abruptos del caudillo bolivariano.
3.- En América Latina hay muchas democracias pero hay poca libertad, mucha miseria y dificultades para salir de la endémica pobreza que señorea por todo el continente.
4.- Empresarios europeos y americanos, instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, no han conseguido invertir en esos países con una repercusión directa en el nivel de vida de sus gentes.
5.- Las bufonadas de Hugo Chávez esconden la rivalidad entre dos sistemas económicos: el liberal capitalista y el estatista y nacionalista de muchas repúblicas sudamericanas.
6.- La política exterior española en Latinoamérica tiene que dibujar una nueva hoja de ruta. No se pueden reír las gracias a Hugo Chávez y luego lamentarse que esas gracias son desagradables, sórdidas, estúpidas, cuando van dirigidas a un ex presidente español, aunque sea José Maria Aznar.
Por qué no te callas. Por qué no te callas, tú Rey. Es un diálogo absurdo entre un rey que presiden una democracia parlamentaria y un demagogo populista que impone sus decisiones con métodos autoritarios.
En cualquier caso, Chile no ha sido estos días Versalles ni tampoco el Congreso de Viena.
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