No hay espíritu navideño en Cuba
Leonel Alberto Pérez Belette
CUBANET
LA HABANA, Cuba, noviembre -En la Isla está ausente el espíritu navideño. Las celebraciones navideñas fueron permitidas nuevamente por el gobierno luego de la visita a Cuba de su Santidad, el Papa Juan Pablo II, en1998.
La policía ha incrementado su presencia en las calle de la capital durante los últimos días. Presuntamente a causa de la violencia reinante.
Varias son las celebraciones que se avecinan. El 4 de diciembre la festividad de Santa Bárbara, el 17 la de San Lázaro. Unos días más tarde, la Navidad y fin de año. La difícil situación económica por la que atraviesa el país empaña la celebración de estas fiestas.
No sólo se trata de los insuficientes ingresos económicos de los trabajadores y de la población en general, sino de otros factores. El desabastecimiento es visible en las tiendas estatales, tanto en las de venta en moneda nacional, como en las de venta en divisa. La escasez se nota hasta en el mercado negro.
El estado crea más y más centros de venta en divisas, las que no recibe el trabajador como salario, sino moneda nacional, relativamente sin valor. Es significativo que el salario promedio en la Isla es de 250 pesos, aproximadamente 10 dólares. El colmo de las contradicciones es que el convaleciente Fidel Castro se queja en sus reflexiones de que el mundo anda muy mal porque a él le están pagando en dólares. Dólares que califica como papel. Al tiempo que exhorta al tercer mundo a usar el euro por considerar al dólar un papel sin valor, mientras paga a los cubanos con moneda inservible.
A las carencias de productos alimenticios se suma el deterioro de los servicios públicos, tanto médicos, como gastronómicos, y en el sistema de enseñanza.
El gobierno, para compensar el estado de ánimo de la población repite las consignas de siempre hasta el cansancio.
El único aliciente ha sido un cierto alivio en el transporte público.
La presencia policial se siente, sobre todo en las áreas turísticas y en algunos barrios populosos . A pesar de la vigilancia continúan los atracos en plena vía pública, pero el gobierno no suele publicar estadísticas sobre robos, asesinatos y otros crímenes. Mucho menos rinde cuenta de sus actos a la población, a los medios de comunicación, ni a la prensa extranjera acreditada en el país.
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