Hay momentos en que el ser humano tiene que tomar decisiones que van en contra de la conducta tradicional. Hay veces que tenemos que escoger un mal menor para evitar uno peor cuando las ciscustancias lo dictan. A eso se le llama sacrificio: estar dispuestos a sufrir en aras de un bienestar superior, noble y sublime.
La libertad de Cuba requiere de mucho sacrificio. Comprenderlo es un deber de cada exiliado. Actuar en base a ello es responsabilizarse ante el papel que nos toca jugar en el futuro de Cuba.
Desde joven comprendi el valor de la empatia. Ponerte en el lugar del projimo con el corazon y la mente es una herramienta divina y un acto perfecto de caridad humana.
No hay que ser empatico para sentir la necesidad y el deber de otros de visitar a sus familiares en Cuba. Eso es obvio. Pero al pensar y meditar sobre la suerte de aquellos que no tienen familiares en el extranjero y por ende no reciben los beneficios de aquellos que si lo tienen, es adentrarse de lleno en el concepto.
A cualquier exiliado le resulta facil responder si es un deber sagrado ayudar a los suyos en Cuba, pero la pregunta se complica cuando se incluye a los demas. Eso es ilogico. Es innato en el hombre preocuparse por los suyos primero. No se puede ser candil de la calle y oscuridad de la casa, dirian.
El hecho es que preocuparse por los suyos solamente no es siempre lo mas beneficioso, especialmente cuando se habla de un pais regido por el totalitarismo y ahi, mas que en ningun otro lugar, se hace necesario el ejercercio de la empatia; comprender las implicaciones que conlleva el viajar a Cuba en los demas es asumir deberes y aceptar responsabilidades. Ignorarlo es hacerse complice del mal que a todo cubano afecta.
Segun el testimonio al FBI del ex-Coronel Jesus Raul Perez Mendez quien fuera director del personal en el exterior del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP)al desertar en 1983, una suma determinada de cada pasaje de viajes a Cuba era asignada, por agencias de viajes, a los agentes del Departamento General de Investigaciones (DGI) para financiar en los Estados Unidos a Las Brigadas Venceremos, Los Maceitos y otras organizaciones e individuos en America Latina y Europa.
El Reverendo Espinosa, arquitecto de los viajes de la comunidad lo declaro con anterioridad.
Cada vez que se viaja a Cuba no solamente se financia agentes y entidades complices de la tirania, sino programas de radio en el mismo corazon del exilio que atentan contra la dignidad. Una espada de Damocle.
Ahora, cuando el tirano languidece en el lecho de la muerte y el regimen comienza a desplomarse, surge el mismo grupo de mercaderes, agentes, oportunistas, simpatizantes, quinta columnistas, compañeros de viajes, tontos utiles y toda esa gama de inescrupulosos que abogan al dialogo con el despotismo y al levantamiento de la restricciones de los viajes a Castrolandia.
Que lo hagan estos personeros, es natural, pero que se haga en la Ermita de la Caridad es inconcebible.
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