La gran tragedia
Ángel Alberto Montiel /Periodista
angelmontielp@gmail.com
Puede alguien defender una ideología que desprecia al individuo y en donde el Estado pasaría a apropiarse de los medios de producción que origina indecible miseria económica, la muerte de millones a manos de sus gobiernos donde, de paso, se acaba con la libertad de expresión y de pensamiento. Ese ideario es el socialismo comunismo que arrastra a las "mayorías" hacia el fortalecimiento de un Estado represivo y criminal que actúa en nombre de una supuesta sociedad igualitaria y humanista.
Después de la muerte del cruel dictador megalómano socialista comunista, José Stalin, se sostenía que la libertad de expresión era una libertad formal burguesa, que no tenía mayor importancia para la clase proletaria "vanguardia de la revolución socialista". El mundo socialista comunista se había llenado de disidentes, presos de conciencia, de gente que se atrevía a utilizar la libertad de expresión con el fundamento que se atentaba en contra del Estado socialista comunista soviético o de las llamadas democracias populares como la de Polonia, Alemania Oriental, Rumania. Esta fue la tragedia más grande del siglo XX. Una desgracia relacionada con la libertad de pensar, de escribir, de expresarse.
Parte importante de nuestra izquierda que se presenta como democrática y que tiene todas las credenciales para serlo tiene, todavía, una especial simpatía por las antiguas tendencias represivas arraigadas de la desaparecida dictadura soviética. Todavía se cree que la libertad de expresión es un derecho burgués, liberal. Un derecho secundario que sólo interesa a los burgueses, a los empresarios de la comunicación y uno que otro periodista trasnochado. En los regímenes autoritarios de derechas o de izquierdas, en el nazismo alemán con el nacional socialismo que causó la muerte y la persecución de decenas de millones de personas, en el fascismo italiano responsable de las más atroces persecuciones, en los socialismos comunistas como el de Cuba con sus tétricas prisiones repletas de disidentes, China o de Camboya, donde las libertades de escribir, de hablar, de enseñar, se desprecian y las arrastran a la cesta de la basura y en donde se provocaron las muertes colectivas de más de cien millones de personas y el empobrecimiento de millares de millones de otras. En nuestro país reflexionar sobre estas tragedias no estaría mal si vamos a toda marcha "rumbo al socialismo del siglo XXI".httpmostrar://www.laverdad.com/detallenew.asp?=10&idcat=2&idnot=50200
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