Asunción, Paraguay, Jueves 14 de Diciembre de 2006
ABC
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Editorial
Debe tomarse en serio el pacto Bolivia-Venezuela
La gravedad de los acontecimientos que se vienen sucediendo en el país vecino de Bolivia obliga a volver nuevamente la mirada ante una cuestión sobre la que ya nuestro diario expresó en su momento su inquietud, cual es el pacto militar firmado por los gobiernos de los presidentes Evo Morales, de Bolivia, y Hugo Chávez, de Venezuela. El pacto en cuestión preocupa en la misma Bolivia y en otros países de la región, incluido el Paraguay, dado que se ha establecido la suposición de que el régimen de Chávez, rico en petrodólares y muy ligado a la Cuba de los hermanos Castro, está formando un bloque "bolivariano", que se está convirtiendo en una fuerza política que quiere influir sobre toda Latinoamérica. Se impone, pues, una fuerte reacción sobre estos temas en nuestro país.
La gravedad de los acontecimientos que se vienen sucediendo en el país vecino de Bolivia obliga a volver nuevamente la mirada sobre una cuestión sobre la que ya nuestro diario expresó en su momento su inquietud, cual es el pacto militar firmado por los gobiernos de los presidentes Evo Morales, de Bolivia, y Hugo Chávez, de Venezuela.En política, como en varios otros campos de acción, apelar a procedimientos dudosos suele significar falta de razones y, también, por parte de quien recurre a tales métodos, que lo que realmente se quiere es lograr algo que le conviene personalmente a quien así actúa, pero no así al interés general de una nación.En Bolivia parecería haberse dado un caso de estos. El presidente Evo Morales, según informaron diarios de su país, logró la aprobación por parte del Senado del pacto de cooperación militar que suscribió en mayo pasado con el presidente de Venezuela Hugo Chávez (recientemente reelecto para tal cargo) mediante un procedimiento poco o nada ortodoxo.El pacto en cuestión había sido presentado al Congreso boliviano, que remitió a consideración de la Comisión de Defensa del Senado en el pasado mes de octubre, pero su tratamiento en ella quedó en suspenso porque el presidente Morales habría expresado que se harían reformas del convenio original. En este estado de cosas, la Comisión senatorial de Relaciones Exteriores, sorpresivamente, recomendó al plenario que aprobara el acuerdo.Sin más trámite, el Senado, entendemos que fue el martes 28 de noviembre a la noche, se reunió -aunque con solo 14 senadores y suplentes- y, llegando ya a la medianoche, el convenio con Venezuela fue aprobado con “dispensación de trámite y voto de urgencia" por unanimidad de los legisladores presentes. La oposición, al parecer, no tuvo oportunidad ni siquiera de hablar.El pacto de cooperación militar entre Venezuela y Bolivia preocupa en este país y también en Chile, Perú y Paraguay. Tampoco parecería haber sido bien recibido por Itamaraty, aun por el mismo presidente Lula da Silva.Las preocupaciones van aun más allá. Se ha establecido la suposición de que el régimen de Hugo Chávez, rico en petrodólares, habría contribuido económicamente para el triunfo electoral de candidatos de izquierda en Nicaragua y en Ecuador. Del modo que fuese, hoy es incuestionable que Venezuela, muy ligada a la Cuba de los hermanos Castro, está formando un bloque “bolivariano" (al modo de Hugo Chávez), que se está convirtiendo en una fuerza política que quiere influir sobre toda Latinoamérica. No se olvida, asimismo, la cooperación militar: una actitud que hace recordar aquello de que la guerra es la continuación de la política por otros medios, es decir, los de la fuerza. En América Latina, el estilo de las izquierdas populistas, con sus estados fuertes, dirigistas, negadoras de la alternancia y, en el fondo, del verdadero sentido democrático, fracasó rotundamente. Un socialismo inteligente -como el del ex presidente Lagos en Chile, al parecer continuado por su sucesora Michelle Bachelet o el que también parece seguir el señor Tabaré Vázquez en el Uruguay, incluso el mismo Lula en el Brasil- puede ser eficaz, pero el otro, el de Fidel Castro o el de Hugo Chávez, es otra cosa. Parecen estar convencidos, pese a la experiencia de la Unión Soviética, Polonia, Rumania, etc., de que el fracaso se debió a que no fueron suficientemente socialistas.Nuestro país no puede ignorar las situaciones que se están erigiendo en la región.Lamentablemente, tiene actualmente un Presidente de la República que, en materia internacional, así como en casi todo lo que signifique trazar políticas de Estado, carece de las dotes más elementales. Nuestra diplomacia, por añadidura, es en sí misma extraordinariamente débil.Se impone, pues, una fuerte reacción sobre estos temas. Los partidos políticos, ya que no el Gobierno, tendrían que ocuparse a fondo de ellos. Hemos de reconocer que no supimos actuar acertadamente -aun desde un principio- ante sucesos y problemas tales como el del río Pilcomayo, los emprendimientos hidroeléctricos binacionales, la creación del Mercosur y menos aun sobre la formulación de una sólida línea de acción política internacional, incluida la de defensa nacional; una situación nada grata en un mundo como el de hoy. Bolivia nos puede despertar a una amarga realidad.
NS6 and IE5PC NO ESTIRAN LA CAJA PARA QUE ENCUADRE AL RESTO DE LOS DIVS! -->
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