Friday, October 5, 2007

Carlos contra Carlos

Aleaga Pesant CUBANET

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Tuve el privilegio de conversar por teléfono, hace unos días, con el patriota Adolfo Fernández Sainz, un colega preso político desde la primavera negra de 2003.

Actualmente, Fernández Sainz cumple su injusta condena en una cárcel de Ciego de Ávila, a más de 600 kilómetros de La Habana. Su estado de ánimo es optimista, como quien ve desde la profundidad (o la altura) donde se encuentra, la sencillez del camino escogido por la nación cubana y el planteamiento estratégico hacia la reforma.

Lejos de las oscuras celdas y los desagradables ruidos de las prisiones, amplificados por la caja de sonido que provocan en las paredes desnudas el chirriar de barrotes y la insoportable levedad del no ser, se está dando un reagrupamiento estratégico de las fuerzas comunistas sobre la base de dos líneas fundamentales: continuismo o reformismo.

Olvidando las escaramuzas internas dadas a conocer a través de los medios de comunicación y concentrados en una de las grandes enseñanzas de los procesos de transición, los comunistas del gobierno toman el diferendo generacional como punto de apoyo para el lanzamiento de las estrategias a largo plazo representadas por Carlos Lage Dávila por los reformistas y Carlos Valenciaga por los conservadores.

La sencillez de la disputa nace de la misma polémica existente a nivel de población, que intuyó que el camino a la modernización ya empezó, debiéndose decidir el rumbo a tomar y la velocidad a aplicar.

Si el tembloroso Carlos Valenciaga Díaz supo levantar su discurso y convertirse en fórmula de compromiso generacional entre el liderazgo real de los conservadores, atesorado por los Machado-Balaguer-Lazo, no es por su carisma o aceptación popular, sino por ser la cara "menos fea y agresiva" de los que optan por el continuismo, toda vez que la poca gracia de Felipe Pérez o Hassan Pérez (este último fuera de escena hace tiempo, por obra y gracia de Julio Martínez y los hermanos Lage) hace impensable la presentación de ese rostro malcarado y chillón de la "dictadura del proletariado".

Por el lado reformista está el también impopular Carlos Lage Dávila, cabeza prominente de un clan familiar, con un hermano y dos hijos en la primera línea de la proyección política, sobre todo, en esa posta de relevos que es la Unión de Jóvenes Comunistas.

Carlos Lage Dávila, con más recursos políticos que su tocayo, dio instrucciones a su hijo, Presidente Nacional de la Federaron Estudiantil Universitaria, para promover un discurso afirmando la compatibilidad entre el socialismo y las necesidades materiales de los ciudadanos. Se proyectó de esa manera sobre un proceso de análisis y propuestas que ocurre hacia el interior de la mayor organización política del país.

El "llamamiento" a la discusión del discurso del General Castro, el pasado 26 de julio, está marcando una impronta, más allá de la retórica, por el nivel de los planteamientos de los comunistas de base, quienes según fuentes fidedignas, se concentran en cuatro puntos: lo impostergable del sexto congreso comunista por la necesidad de hacer un planteamiento estratégico a la nación cubana; la urgencia de unificar la moneda y la liberación de las trabas para entregar licencias de operación a los cuentapropistas (pequeños negocios personales o familiares) dentro del espacio económico para empezar a salir de la crisis y la libertad para viajar al exterior.

El tono en esas reuniones de base subió hasta el punto de comparárseles con las asambleas realizadas en 1990 a raíz del "Llamamiento de Baraguá" y el IV congreso comunista, en medio de un escenario pro perestroika de la sociedad cubana. Como se sabe, los planteamientos reformistas de los ciudadanos fueron condenados por Jorge Lezcano Pérez, a la sazón capo comunista en Ciudad de La Habana, motivo principal y sin lugar a dudas, de la entrada del país en el eufemístico "periodo especial".

Con el rumor en La Habana de la muerte de Juan Almeida, el todo o nada del enfrentamiento entre Carlos Valenciaga, por los continuistas y Carlos Lage Dávila por los reformistas, apunta estratégicamente a un punto en el calendario del próximo año, en el que las filas de los históricos se haya debilitado aún más, y se esclarezca lo impostergable de las reformas económicas.

1 comment:

luismen said...

yo estudie con Carlos Manuel Valenciaga Diaz, el Maikel Mederos y yo eramos inseparables en 1er año, despues yo me quede atras y mantuvimos la misma amistad por un tiempo hasta que, yo me separe completamente de su linea. El es un oprtunista, inteligente, verboreico, absolutamente demagogo, capaz de hacer cualquier cosa por llegar a la cumbre. Yo fui parte de su camino, yo fui parte de su fraudes para primero salir secretario general de ujc de la facultad de historia y filosofia
del varona en 92-93, luego en sus elecciones subsiguientes para presidente de la feu de la facultad y luego del ispejv. El paso de ser un fanatico de hansel y raul a ser fanatico "" de fidel y raul. Olvido mencionar en su biografia que su mama, papa, hermana y abuela eran lo mas gusano que habia (al menos cuando eramos amigos, que su padre estubo preso cuando playa giron porque era un guajiro que apoyaba o se iba a unir a la invasion). El es un peligro para los cubanos, al igual que toda mi generacion porque no tenemos las herramientas para poder manejar el poder de una manera medida. Entre nuestros ejemplos de dirigencia y nuestra sed de cambio no sabriamos hayar la media para la mejora de nuestra patria. Cuba nesecita ahora de alguien como el difunto Carlos Rafael Rodriguez.Encontremos al mesias de nuestro cambio y sigamoslo