Continua el robo y la corrupccion en Cuba

MUNDO
Corruptelas millonarias
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
La Rioja


Una mujer entra en una tienda cubana que tiene en la puerta una imagen de Fidel Castro. / A. E.-EFE
Cuatro dependientes de un supermercado en divisa conversaban recientemente sobre como hacerse con líquido desincrustante sin pasar por la caja registradora. Esta corresponsal esperaba ser atendida en una reclamación, cuando vio a otra de las empleadas acercarse al grupo con la botella plástica -de un litro y unos dos euros de precio- semicamuflada entre su mano y la pierna. Otra ofreció la fórmula: una botella vacía de agua gasificada para trasvasar y trasladar el líquido.

Este es un ejemplo de las muchas maneras empleadas en las corruptelas de la red de establecimientos dependientes del Ministerio de Comercio Interior de Cuba (MINCIN) que en el año 2006, pese a su disminución, representaron 8 millones de euros en 'pérdidas y faltantes', como confirmó el ministro del ramo, Marino Muriño Jorge.

El envase se adultera con agua y vuelve al estante para desgracia del consumidor que tiene la mala suerte de toparse con esa botella. Lo malo es que este procedimiento burdo se hace con ron, con gel de baño u otros productos, aunque hay otros mucho más sofisticados que recurren al plagio de café o tabacos y se atreven hasta con los exclusivos puros Cohíbas.

El presidente Fidel Castro lanzaba la alerta en su discurso de la Universidad, en noviembre del 2005: «o vencemos radicalmente estos problemas o moriremos», dijo entonces. Luego se reactivó la lucha contra la corrupción, los trapicheos y otras formas de 'resolver', vocablo que hace referencia a solucionar problemas a veces no del todo lícitas, aunque si alguien dice «voy pa' la lucha», entonces si que no cabe duda que la transacción no entra en los cánones de la legalidad.

Causas

Según Muriño, se analizaban «las causas que provocaron estas anomalías, para tratar de recuperar lo perdido y evitar que se repitan manifestaciones de corrupción». El funcionario puntualizó a la prensa local que gracias al «aumento de la cantidad y calidad de los controles a todas nuestras empresas» se había registrado una disminución de más de 3,5 millones de euros en el último ejercicio contable que cerró en septiembre. No obstante reconoció que «los escapes millonarios de dinero siguen gravando significativamente al sector».

El Mincin informó en febrero que habían detectado irregularidades en el 90 % de las 33.843 inspecciones realizadas en la red de establecimientos comerciales. En concreto, fueron cerca de 125.000 faltas y se tomaron 5.742 medidas disciplinarias. El doctor Miguel Limia, presidente del Consejo de Ciencias Sociales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, cree que luchar contra la corrupción de funcionarios o cargos públicos que utilizan sus puestos para beneficio propio o de amigos y familiares en una sociedad como la cubana es «un problema estratégico y no solo de moralidad pública o legalidad», reconocía a la revista Bohemia.

La crisis del periodo especial, tras la desaparición de la antigua Unión Soviética, llevó a una crisis económica, no superada plenamente todavía, que forzó la legalización del dólar, el doble mercado (dos monedas en circulación) y la aparición de reductos de propiedad privada, los 'cuentapropistas' y también comenzaron a aparecer las desigualdades y el individualismo.

La doble moneda se mantiene. Un peso cubano convertible vale 24 pesos en moneda nacional que permiten comprar verduras y frutas en los agromercados estatales, arroz, frijoles y otros productos garantizados por la libreta de racionamiento a precios subvencionados, pero no tinte de pelo para aplicárselo uno mismo, champú o papel sanitario.

El sueldo medio es de unos 350 pesos cubanos, (unos 15 euros) pero según datos oficiales, el 60% de los 11 millones de cubanos tienen acceso -de una u otra manera- a la divisa. El convaleciente Fidel Castro, 81 años, arremetió contra los corruptos, son «más sutiles que una serpiente y a veces peores que los ratones, anestesian a medida que van mordiendo». Pero son muchos todavía quienes, como resume Limia, «admiten que es robo cuando se le quita parte de su propiedad personal, pero no cuando se apropia de los bienes colectivos, a eso se le llama 'luchar'