Thursday, April 4, 2013

Contentura de tiranos.


Contentura de tiranos.

YOA
Los tiranos de Cuba estarán de plácemes, contentos no, contentísimos. Han conseguido por lo que han batallado sin descanso durante décadas: doblegar al exilio, reconvertirlo en un rebaño de corderos siguiendo a su pastor y balando en una sola dirección, la suya, y que además, para colmo, los financien.
La mayor entrada de divisas en Cuba es la que proviene del exilio, según cifras de la CEPAL, aun así los tontos útiles empiezan a clamar a alaridos por un levantamiento del embargo siguiendo a la mejor embajadora que ha tenido el castrismo (ojalá me equivoque y que sea a pesar de ella misma): una bichidisidente de la disidencia light. Una señora que es bloguera, periodista, escritora, hacker, política y empresaria, según sus mismas palabras.
Los tiranos estarán de fiesta ante un exilio unido a su favor, en la conga de siempre, la comparsa que les beneficia; un exilio que ya no pide libertad para Cuba, sino la eternidad con los tiranos, la transición con los tiranos en el poder, que será desde luego la transición de Castro II a los Castro III. Un exilio unido que pide que Cuba sea Singapur o Taiwán. Un exilio unido, sí, y sordo a los lamentos de una madre, otra más, a la que le acaban de matar a su hijo. Un exilio que le hace mítines de repudio a un luchador por la libertad de Cuba y por la libertad de Estados Unidos, y lo golpea frente a un símbolo de la Libertad ganada por el viejo exilio precisamente, al que hay que respetar, porque si ellos respetan a los tiranos, yo respeto al viejo exilio. Un exilio unido pero no en aras del progreso económico del exilio mismo, sino para mantener al tirano, para reconstruir la Cuba de los tiranos a la medida de ellos y no a la medida del pueblo. Un exilio unido de mal gusto, zarrapastroso, que irá a doblar el lomo por las microbrigadas en cuanto se lo pidan los nuevos emisarios de la tiranía y no a restaurar la bellísima ciudad que fue La Habana, un exilio unido encandilado con los ídolos de barro, y renuente a enterarse que Cuba no es La Habana, que Cuba es toda una isla donde los campesinos no aguantan más, los provincianos se mueren de hambre, los niños andan sin zapatos, hambrientos, enfermos, como los viejos, y lo peor, sin libertades. Un exilio, por fin unido, para destruir la única ciudad en la pudieron reconstruirse moralmente: Miami. Un exilio unido, sí. Ya lo vemos. Unido a la mediocridad, al discurso facilón, al mensaje castrista solapado. Unido a un plan: el de su propia extinción. Un exilio unido como mismo se unieron los cubanos junto a Fidel Castro para repudiar, amenazar, mentir, calumniar, difamar, en contra de los que no aplaudían, de los que no estuvieron de acuerdo, de los que no apoyaron, de los que no gritaron: “¡Esta es tu casa, Fidel!”. Un exilio unido dispuesto a asesinar si es preciso, pero antes te mandarán de nuevo a una granja, a cortar caña, y luego al patíbulo, acusándolo a uno falsamente, mientras los verdaderos criminales campean por sus respetos.
Yo me pregunto si los chilenos, los argentinos, los judíos, se unieron entre ellos como premisa fundamental para ser libres. Más separados que los judíos en campos de concentración, destrozados, masacrados, no ha habido , y lo único que los salvó fue la verdad, y el afán con la que la defendieron los sobrevivientes del Holocausto. Los esclavos  en la época del esclavismo se unieron en la lucha cuerpo a cuerpo, no les quedaba de otra. Antes de concentrarse en esa unión idílica y hasta quimérica hay que concentrarse en la libertad. Pero algunos cubanos se limpian el trasero antes de ir a hacer de cuerpo, y una vez que lo hacen, se suben los pantalones olvidándose de volverse a limpiar.
Los tiranos deben de estar cantando y bailando, dando brinquitos de felicidad, mientras consiguen esa unión a su favor, a favor de los Plutarcos Tueros y de los San Nicolás del Peladero de toda la vida, en Cuba siguen asesinando a jóvenes, dejando huérfanos a niños pequeños, viudas sin consuelo, madres abatidas, muertas en vida, familiarias con la rabia en el corazón. Pero al exilio de Miami, o a una parte grande de ese nuevo exilio, no le agradan esos espectáculos, y la rabia la convierten enseguida en bachata o reggaetón. De qué les extraña a ustedes que así sea, la mayoría de ellos no ha vivido en carne propia el castrismo, el oportunismo, el horror, se largaron antes. Y los otros, la nueva especie, se marchó precisamente para no ver nada de eso, para no mezclarse con la verdad, huyendo de todo lo que podía dañarles la retina. O se han acostumbrado, nacieron en eso, y han empezado a hacer de éso su timbiriche.
Era lo que me temía de la Cuba de Raúl Castro y así lo predije en La Ficción Fidel. Así ha sucedido. En esa Cuba todo ya es negocito, meroliqueo, y hasta inventaron una disidencia de nuevo diseño, muy acorde a los tiempos totalitarios y de microcrédito para los pobres y grandes-créditos para los ricos que corren, donde la empresa que mejor frutos da es la que habla en nombre de Cuba y de los cubanos, sin haberlos consultado. Es exactamente el mismo marketingdel castrismo, al que le dediqué páginas y horas de sueño en La Ficción Fidel. Es idéntico: vivir sin trabajar creando una empresa a costa del dolor de los cubanos. Y volver a la espectacularidad de los discursos, de la paloma en el hombro, de la barba, o el pelo largo. Los pelos han tenido mucho que ver con la dominación en Cuba y con la hipnosis o el lelismo de los cubanos. Un metrosexual o una diputada enferma de cáncer como esta señora que perdiera el pelo tras una quimioterapia no tendría futuro en el código de símbolos del poder político del cubano.
Como les digo, Mariela Castro estará frotándose las manos, ni una gira de las de ella ha tenido mejor resultado, y sin tener que pagar un centavo. Todo pagado por el exilio. Por “los comemierdas del exilio”, como ellos mismos los llaman, nos llaman.
Viendo el regocijo de las fotos en internet me pregunto: ¿Ya liberaron a Cuba y yo no me enteré? ¿Se acabó la dictadura? Tonta de mí, no son esas preguntas las que hay que hacerse. Más bien son respuestas a las preguntas que jamás se hacen esos cubanos: “No importa si ya liberaron a Cuba, no importa la libertad de Cuba, lo que importa es que Cuba sea como Singapur o Taiwán, donde no se vota, la gente no es libre, pero tienen su cápsula nocturna para poder soñar con la libertad. hambrientos y amordazados. No importan los muertos diarios, los pobres, con que yo me enriquezca ya basta. No importa, miren, ya tenemos a la reemplazante de los Castro, por mis cojones y por mi dedo”.
Pero yo siempre me he dejado meter el dedo que yo elijo, y no le acepto la cojonería a nadie. Por lo demás, ya saben, eso es lo que trajo el barco.
Zoé Valdés.

No comments: