Monday, May 3, 2010

José Javier Esparza autor de 'El libro negro de Carrillo'

Santiago Carrillo
Foto de Libertad Digital


03.05.10 - 02:31 -
J. A. GARCÍA GIJÓN.

EL COMERCIO DIGITAL

«Él está detrás de las purgas realizadas por el Partido Comunista contra sus propios camaradas,

José Javier Esparza autor de 'El libro negro de Carrillo'

Que nadie piense que el último libro de José Javier Esparza , periodista y crítico de TV de EL COMERCIO, es un ajuste de cuentas ni un ariete para atacar de forma gratuita a la figura de Santiago Carrillo. El autor no quiere malinterpretaciones que puedan destilarse del contenido de 'El libro negro de Carrillo'. En su último libro, asegura, ofrece un retrato fiel de los episodios de la historia que tuvieron como protagonista al político gijonés cuya trayectoria, insiste, camina en paralelo a la del partido comunista. «El libro cuenta la historia real de Santiago Carrillo, le guste o no», afirma Esparza.
-¿No es comunismo todo lo que reluce?
-(Risas). Es curioso que mucha gente se ha olvidado de que el PCE expulsó a Carrillo. Hoy, en la política contemporánea, se ha convertido en un referente.
-¿Ha pretendido usted sacar a la luz las manchas negras del que fuera líder del Partido Comunista?
-Mire, el siglo XX ha sido el más sangriento de la historia y buena culpa de ello ha sido del totalitarismo. Carrillo ha construido su vida sobre un sistema totalitarista como el comunismo y lo lógico es que su trayectoria esté llena de episodios trágicos. Era el pan nuestro de cada día.
-¿Suena eso a justificación?
-He tratado de apartarme de justificaciones. Este no es un libro para demostrar que Santiago Carrillo es una mala persona. He intentado reflejar como ha sido la vida de un español que vivió en sus propias carnes un periodo trascendental de la historia.
-Usted asegura que Carrillo estuvo detrás de muchas muertes...
-Sin ninguna duda. Estuvo en cabeza de las purgas que conoce la historia del Partido Comunista. Ya no hablo de aniquilación sino del terror que sembró entre sus propios compañeros de partido.
-¿A qué se refiere?
-A la muerte de Heriberto Quiñones, Jesús Monzón, Francisco Abad, Pepito 'El Gafas'... Son casos sobradamente conocidos y que relatan los propios comunistas.
-¿Qué se escondía detrás de esos crímenes?
-Las purgas tenían como objeto evitar que hubiera comunistas incontrolados. Es decir, la cúpula no quería que nadie reconstruyera un partido sin contar con ellos. En el fondo, pretendían evitar que aparecieran comunistas ajenos a su control
-¿Y Carrillo actuaba en la sombra?
-En la sombra y a plena luz. Nadie debe olvidar que era el secretario de Organización en España, aunque estuviera residiendo durante aquellos años en Francia.
-¿Ha salido indemne del juicio de la historia?
-No, en absoluto. Lo que ocurre es que en 1977 hizo una cosa trascendental: renunció a cosas fundamentales y abrazó y aceptó la Corona y la Constitución en honor a la convivencia. Es un gesto que hay que reconocerle. Con ese Carrillo todos estuvimos comodísimos, pero cuando se quiere hacer una recuperación de su figura política...
-¿Insinúa que se ha convertido en un adalid de la izquierda contemporánea?
-Es que es así. Hay un olvido deliberado de la renuncia que hicieron todos, no sólo él, durante la transición. En España ya es habitual que se haga un revíval inconsciente que consiste en olvidar lo que ocurrió hace 30 años, cuando hubo ejemplos de extraordinaria generosidad, y se pretende volver a la situación previa al inicio de la guerra civil.
-¿Se refiere a la ley de memoria histórica?
-No tanto a la propia ley, que quería atender reclamaciones concretas, sino como el aparato de propaganda desplegado sobre esa ley, que ha hecho resurgir la situación de las dos Españas. Algo lamentable, cuando todos lo hicieron mal.
-¿Cree que debería dejarse correr lo que ocurrió en la dictadura?
-Esas cosas deberían quedar en la historia. Carrillo tiene 95 años y es absurdo que se contemple como una persona pujante. Debe limitarse al ámbito de la historia.
-Una historia que arranca en el momento en que Carrillo se asoma al comunismo que abanderaba la entonces Unión Soviética.
-Carrillo, tras la revolución del 34, ingresa en la cárcel donde entra en contacto con agentes de la Internacional Comunista y, posteriormente viaja a la Unión Soviética, donde queda fascinado por lo que ve.
-¿Acaso quería imponer en España el orden revolucionario?
-El siguió instrucciones de la Internacional para fundir las juventudes comunistas y las socialistas. Su gestión le permitió escalar posiciones muy rápido dentro de la estructura del Partido Comunista.
-¿Y a Carrillo le tocó hacer el trabajo sucio en el partido?
-Era el secretario de Organización y es a quién acusan de estar detrás de los envíos de agentes para eliminar a todos aquellos que se habían vuelto incómodos para la dirección.
-¿Qué le parece la respuesta del político asturiano a acusaciones como las que usted vierte?
-Sencillamente no reconoce nada. En sus memorias aseguraba que no hacía falta dar ese tipo de órdenes y advierte de que aquel que se levantaba contra el partido ya sabía a lo que se atenía.
-Usted mantiene que el comunismo fue más mortífero que el nazismo. ¿En qué se basa?
-Son números y las cifras son las que son. Desde los exterminios por hambre en Ucrania a la revolución cultural en China. Ojo, esto no quita crueldad a ninguno de los otros regímenes. El comunismo murió por sus propios males, mientras el nazismo perdió la guerra.
-¿Es su libro un ajuste de cuentas?
Un personaje que ha dejado su huella en la historia tiene que atenerse a las consecuencias de sus actos.
-Echa más leña al conflicto de las dos Españas, ¿no cree?
-Esa discusión es una locura. Lo que ocurre es que en la narración de la izquierda hay demasiada propaganda y poca historia. La izquierda, cuando haga su historia, debe recuperar libros que han quedado marginados y abandonar los clichés propagandísticos. Qué utilicen, por ejemplo, los libros de Semprún o Claudín que fueron expulsados del PC por Carrillo.

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