Friday, February 9, 2007

Raul: El gran simulador.

The Great Pretender
Juan González Febles
Cubanet
LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - Me cansa oír hablar de Raúl Castro. Los cubanólogos de todas partes se desgastan elucubrando sobre lo que hará o lo que no hará. Los entusiastas manifiestan optimismo porque dicen, dejó abiertas las puertas para negociaciones muy nebulosas con los Estados Unidos. Yo no quiero remitirme al Raúl Castro de los fusilamientos sin garantías procesales, voy a buscarlo más acá.

El Raúl Castro que recuerdo es el represor de los académicos, o el que estimuló la crítica en la adormecida y complaciente prensa oficial, para luego silenciarla y aplastar a los ingenuos que se creyeron que hablaba en serio. Eso sucedió por los años 70. Raúl Castro no hará reformas de ningún tipo, hasta que se vea obligado a ello. Atajos y paliativos si; reformas profundas o libertad, nunca.

El Raúl Castro que conozco es el que significativamente exclamó: "No quiero oír hablar mal de Stalin". A buen entendedor, con pocas palabras basta. Sería perfecto que tanta gente brillante cubaneando por ahí lo comprendiera de una vez y echara al cajón de las ilusiones perdidas tanta vana presunción.

A pesar de las distancias entre pentagramas y cañones, el general me recuerda un éxito musical de todos los tiempos. La canción, interpretada por The Platters y compuesta allá por los cincuenta del pasado siglo XX, se titula: "The Great Pretender. En español, El gran simulador.

El general ha simulado con éxito durante más de 50 años. Lo primero fue tolerancia con todos en 1959 y respeto a las libertades y la constitución de 1940. Mientras, el general conspiraba con dirigentes del Partido Socialista Popular (PSP) sobre el rumbo comunista del recién estrenado gobierno.

Siempre que hizo falta un cancerbero de la voluntad y el ejemplo del Comandante, allí estuvo el general. Cada acto criminal contra el derecho de los cubanos, cometido por el gobierno de Fidel Castro ha contado con el apoyo o la participación entusiasta del general. Desde la creación de la UMAP, hasta las ejecuciones de 1989.

Su tan comentada intervención al comienzo del llamado período especial, no fue tanto a favor del pueblo hambreado como del status quo amenazado por una inminente explosión de descontento popular.

El general de ejército es uno de los responsables directos de los miles de cubanos muertos en las aventuras militares africanas. Lo es también por las vidas rotas en la UMAP y en el Servicio Militar Obligatorio. Cada fusilado desde 1959 forma parte de su hoja de servicios.

Cuando exhorta a la crítica y a la discusión abierta, lo hace con el mismo instinto depredador y la misma manía de represión policíaca de antaño. Quizás busca conspiradores o chivos expiatorios para futuros escarmientos. Todo en él es pura simulación.

Hay que reconocer que el general ha sido hábil y ganó puntos a nivel popular al aprovechar al máximo excelentes oportunidades de permanecer callado. Su innegable habilidad le hizo ganar popularidad y espacio, a partir del amplio consenso contra la incontinencia verbal del Comandante. No discursear y hacerlo con brevedad en contadas ocasiones, aunque nunca simpático, le hace soportable.

Cuba no puede esperar algo positivo del general de ejército. Pienso que alguien que ame sinceramente a Cuba tampoco. A seis de haber asumido el poder delegado por su hermano, poco o nada ha hecho por resolver las agudas contradicciones heredadas con el poder absoluto.

La represión contra el movimiento opositor y el entramado civil de la sociedad, no cesa. La reticencia para liberar las fuerzas productivas y el mantenimiento de la misma atmósfera represiva, lo tipifican. Lo peligroso es que simula con singular habilidad, método y sistema.

Ni una palabra sobre las leyes injustas impuestas al pueblo de Cuba. Ni hablar de dialogo nacional o de información precisa y adecuada sobre tópicos de interés general, como por ejemplo, el estado real de salud de Fidel Castro.

El general de ejército es más de lo mismo, quizás peor. Por esto, me cansa mucho escuchar las especulaciones sobre un futuro que no es tal. Estamos en presencia de otra gran desilusión. Ojalá sea la última.

jgonzafeb@yahoo.com

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