Los peloteros del palo y los golpes.
Era una tarde de 1966 en el estadio de pelota de los Granjeros en Camaguey. Recuerdo a un niño de apenas trece años emocionado, encima del dogout del equipo camagueyano lleno de emocion gritaba al unisono de la fanaticada; las bases llenas, 2 outs y el equipo local perdia por una carrera frente a los Orientales y una victoria mantendria al equipo vivo en la serie. Jose Capiro, hermano del jardinero del equipo Industriales de la Habana, Armando Capiro, salio a batear. La fanaticada comenzo a gritar: Emergente...emergente! Todos sabian que Capiro lo mas probable se poncharia, de ahi el apodo de "ponchon" del cual gozaba. Y se poncho. Cuando regresaba al dogout, el niño le grito "ponchon" y el fornudo pelotero, groseramente y a todo pulmon, le mienta a su madre en los peores terminos e inmediatamente le lanza el bate por encima del dogout que el evita con un movimiento rapido de cabeza. Si ese batazo llega a darle lo mas probable que fuera a parar al cementerio. El nino fue arrestado y llevado a la estacion de policia de El Casino Campestre y encausado. En el juicio, el nino, que a esa corta edad estaba en el cuarto año de secundaria con un average de 98.8 de las asignaturas y era monitor de 4 de ellas, fue exhortado, por el juez (un agente del Ministerio del Interior) a integrarse en la Juventud Comunista al ver su expediente. El niño exigia la presencia del pelotero en el juicio para que le explicara por que le habia lanzado el bate a el y bajo que derecho. El juez le dijo que los peloteros son figuras importante de la revolucion y cumplian con su deber y no tenia que dar explicaciones. Entonces, pregunto el nino: ?Usted quiere que yo me haga joven comunista y asi, cuando sea mayor, pueda yo caerle a palo a cualquiera, incluso a un menor, y matarlo y no me pasara nada? El juez, con los ojos lleno de la misma rabia que habia visto en los ojos de Capiro, llamando a los guardias en la sala grito: Tiempo indefinido en la prision por "DESOBEDIENCIA A LAS AUTORIDADES" y metanlo en la celda de los maricones. Y asi hubiesen hecho si no es por la celda de los trabajadores mayores en el vivac de menores en Camaguey que al llegar ese niño aferrado a las barras, gritaba, me matan antes de entrar en esa celda. Y no pudieron. Hoy, estan en Miami el equipo de los Industriales de ese regimen de palos y golpes, de peloteros, al igual que Capiro, han repartido el abuso con impunidad dentro y fuera de Cuba. Peloteros revolucionarios que hoy llegan a darle mas palos a sus victimas. Yo me niego a tal infamia. Ese niño soy yo.
Juan Cuellar
Miami Springs, FL.
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