LA TERCERA INFORMACION
Siete acciones que Obama debiera realizar ahora acerca de Cuba
En las relaciones exteriores con estados hostiles, el presidente Obama declaró en su discurso de toma de posesión, “la conversación puede eliminar de manera más duradera la sospecha y el temor”. Con la reelección asegurada, –en la cual obtuvo más votos cubanoamericanos en la Florida que cualquier demócrata en la historia– y su legado ante sus ojos, he aquí los pasos que el presidente debiera dar para conversar con el gobierno de Castro y forjar hacia Cuba una política norteamericana más sensata, cuerda y productiva.
(1) Eliminar a Cuba de la lista de naciones del Departamento de Estado que apoyan el terrorismo. Entre la lista de The Nation de las veinte maneras en que el presidente debiera ejercer su poder ejecutivo se encuentra esta acción que debía haber sido tomada hace mucho. La designación de Cuba como patrocinadora del terrorismo es una injusticia vigente. Sí, Cuba tiene algunos criminales fugitivos que viven en la isla. Pero es difícil acusar a Cuba de dar refugio a un terrorista mientras Luis Posada Carriles, un prolífico terrorista toda su vida, vive en libertad en Miami. Además, los actuales esfuerzos de Cuba por ser el anfitrión y mediador de un cese al fuego y acuerdo permanente de paz entre las FARC y el gobierno de Colombia es plena prueba de que está desempeñando un papel constructivo en la búsqueda del fin de los conflictos que provocan el terrorismo en la región.
(2) Hablando de ese tema, Obama debiera ordenar el arresto de Luis Posada Carriles y detenerlo bajo la Ley Patriot hasta extraditarlo a Venezuela, de donde se fugó después de cometer el crimen terrorista de hacer estallar en el aire a un avión civil en octubre de 1976. Cuando la administración Bush permitió que Posada estableciera su residencia en Miami en 2005, Venezuela envió una solicitud formal de extradición. Si Obama es serio acerca de la lucha contra el terrorismo, debiera al fin conceder esa solicitud.
(3) Con Cuba fuera de la lista del terrorismo, Obama debiera eliminar las sanciones económicas y comerciales que han acompañado su designación como nación terrorista. De esa forma, el Departamento del Tesoro dejaría de multar a bancos internacionales por hacer negocios con Cuba, lo cual ha socavado la lenta evolución de Cuba hacia un sistema económico de orientación más capitalista.
(4) Y para apoyar los cambios económicos que actualmente tienen lugar en Cuba, Obama debiera expandir la licencia general para viajar a Cuba de hombres de negocios, científicos, ciudadanos y otros asociados con industrias como la agricultura, los viajes, la construcción, petróleo, automóviles, atención médica y otros. Mientras que la propia prohibición a los viajes no puede eliminarse sin un voto mayoritario en el Congreso, el presidente puede crear categorías de licencias generales que permitirían que muchos más norteamericanos viajaran a Cuba. Ese decreto ordenaría a la Oficina de Control de Valores Extranjeros (OFAC) que dejara de desempeñar el papel de dictador de los viajes y simplemente entregue las licencias necesarias a las agencias de viaje y a grupos de interés educacional implicados en la promoción de viajes a Cuba. Ahora, irónicamente, los ciudadanos cubanos son más libres de viajar aquí que los ciudadanos norteamericanos de viajar allá, ya que el gobierno de Castro a mediados de este mes eliminó más de cincuenta años de restricciones a la capacidad de sus ciudadanos de viajar libremente al extranjero, Si Obama va a ser fiel a su compromiso total, de promover los derechos civiles, puede hacerlo con un básico derecho civil de permitir a los ciudadanos norteamericanos viajar libremente a Cuba.
(5) En cuanto al llamado “Programa Democracia y Planificación de Contingencia” ordenado por la Ley Helms-Burton y administrado por USAID, El presidente también debe reconfigurarlo de una orientación fracasada de cambio de régimen a un conjunto de programas transparentes, no intervencionistas de “persona a persona”. El secretario de Estado entrante John Kerry, quien sabe mucho acerca de la mala conducta de USAID en Cuba durante su ejercicio como presidente del Comité Senatorial de Relaciones Exteriores, debiera dedicarse inmediatamente a revisar y reformar los objetivos y operaciones de estos errados y contraproducentes esfuerzos de cambio de régimen.
(6) Para relacionarse con Cuba con una diplomacia normal, Obama debe ordenar un diálogo bilateral acerca de todas las áreas de interés mutuo: cooperación medioambiental, operaciones de contranarcóticos, apoyo médico a Haití, y otros. En el plan de discusiones debiera estar el caso del contratista Alan Gross, enviado a Cuba por el Programa Democracia de USAID en una misión casi encubierta para organizar sistemas independientes de comunicaciones de red satelital, y abandonado luego a su previsible destino y arrojado en la cárcel. Es hora de que se le permita regresar a casa y a su familia.
(7) Finalmente, Obama debiera conmutar las condenas de los llamados “Cinco de Cuba”: Fernando González, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González (quien se encuentra en libertad bajo palabra). Estos agentes de inteligencia eran en realidad agentes contraterrorismo, enfocados en los grupos de exiliados anticastristas que, con toda franqueza, han significado una amenaza lo mismo para los ciudadanos cubanos que para los intereses de seguridad nacional. Todos ellos han cumplido más de doce años en prisiones norteamericanas y también merecen regresar a su casa y a sus familias.
Fuente: The Nation
(1) Eliminar a Cuba de la lista de naciones del Departamento de Estado que apoyan el terrorismo. Entre la lista de The Nation de las veinte maneras en que el presidente debiera ejercer su poder ejecutivo se encuentra esta acción que debía haber sido tomada hace mucho. La designación de Cuba como patrocinadora del terrorismo es una injusticia vigente. Sí, Cuba tiene algunos criminales fugitivos que viven en la isla. Pero es difícil acusar a Cuba de dar refugio a un terrorista mientras Luis Posada Carriles, un prolífico terrorista toda su vida, vive en libertad en Miami. Además, los actuales esfuerzos de Cuba por ser el anfitrión y mediador de un cese al fuego y acuerdo permanente de paz entre las FARC y el gobierno de Colombia es plena prueba de que está desempeñando un papel constructivo en la búsqueda del fin de los conflictos que provocan el terrorismo en la región.
(2) Hablando de ese tema, Obama debiera ordenar el arresto de Luis Posada Carriles y detenerlo bajo la Ley Patriot hasta extraditarlo a Venezuela, de donde se fugó después de cometer el crimen terrorista de hacer estallar en el aire a un avión civil en octubre de 1976. Cuando la administración Bush permitió que Posada estableciera su residencia en Miami en 2005, Venezuela envió una solicitud formal de extradición. Si Obama es serio acerca de la lucha contra el terrorismo, debiera al fin conceder esa solicitud.
(3) Con Cuba fuera de la lista del terrorismo, Obama debiera eliminar las sanciones económicas y comerciales que han acompañado su designación como nación terrorista. De esa forma, el Departamento del Tesoro dejaría de multar a bancos internacionales por hacer negocios con Cuba, lo cual ha socavado la lenta evolución de Cuba hacia un sistema económico de orientación más capitalista.
(4) Y para apoyar los cambios económicos que actualmente tienen lugar en Cuba, Obama debiera expandir la licencia general para viajar a Cuba de hombres de negocios, científicos, ciudadanos y otros asociados con industrias como la agricultura, los viajes, la construcción, petróleo, automóviles, atención médica y otros. Mientras que la propia prohibición a los viajes no puede eliminarse sin un voto mayoritario en el Congreso, el presidente puede crear categorías de licencias generales que permitirían que muchos más norteamericanos viajaran a Cuba. Ese decreto ordenaría a la Oficina de Control de Valores Extranjeros (OFAC) que dejara de desempeñar el papel de dictador de los viajes y simplemente entregue las licencias necesarias a las agencias de viaje y a grupos de interés educacional implicados en la promoción de viajes a Cuba. Ahora, irónicamente, los ciudadanos cubanos son más libres de viajar aquí que los ciudadanos norteamericanos de viajar allá, ya que el gobierno de Castro a mediados de este mes eliminó más de cincuenta años de restricciones a la capacidad de sus ciudadanos de viajar libremente al extranjero, Si Obama va a ser fiel a su compromiso total, de promover los derechos civiles, puede hacerlo con un básico derecho civil de permitir a los ciudadanos norteamericanos viajar libremente a Cuba.
(5) En cuanto al llamado “Programa Democracia y Planificación de Contingencia” ordenado por la Ley Helms-Burton y administrado por USAID, El presidente también debe reconfigurarlo de una orientación fracasada de cambio de régimen a un conjunto de programas transparentes, no intervencionistas de “persona a persona”. El secretario de Estado entrante John Kerry, quien sabe mucho acerca de la mala conducta de USAID en Cuba durante su ejercicio como presidente del Comité Senatorial de Relaciones Exteriores, debiera dedicarse inmediatamente a revisar y reformar los objetivos y operaciones de estos errados y contraproducentes esfuerzos de cambio de régimen.
(6) Para relacionarse con Cuba con una diplomacia normal, Obama debe ordenar un diálogo bilateral acerca de todas las áreas de interés mutuo: cooperación medioambiental, operaciones de contranarcóticos, apoyo médico a Haití, y otros. En el plan de discusiones debiera estar el caso del contratista Alan Gross, enviado a Cuba por el Programa Democracia de USAID en una misión casi encubierta para organizar sistemas independientes de comunicaciones de red satelital, y abandonado luego a su previsible destino y arrojado en la cárcel. Es hora de que se le permita regresar a casa y a su familia.
(7) Finalmente, Obama debiera conmutar las condenas de los llamados “Cinco de Cuba”: Fernando González, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González (quien se encuentra en libertad bajo palabra). Estos agentes de inteligencia eran en realidad agentes contraterrorismo, enfocados en los grupos de exiliados anticastristas que, con toda franqueza, han significado una amenaza lo mismo para los ciudadanos cubanos que para los intereses de seguridad nacional. Todos ellos han cumplido más de doce años en prisiones norteamericanas y también merecen regresar a su casa y a sus familias.
Fuente: The Nation
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