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Por Juan Cuellar
El tiempo (huellas del movimiento y la fuerza), estatico en ocasiones, y en otras, veloz como la luz del espacio sideral al que ha sido confinado por el hombre, me tiene gravitando en una sola direccion, como la manecilla de un reloj sin numeros. El tiempo va y viene, pasa y se queda, sobra y falta pero siempre domina, hasta al que lo desapercibe.
Hace tiempo que no escribo nada en mi blog, especialmente de Cuba, y como el tiempo se puede robar, perder, trocar y hasta arrancarse de un tajo, el mio se lo robo Obama a su antojo. Y es que hay quienes hacen suyo el tiempo ajeno, como en Cuba.
Alla el tiempo sobra y falta por disposicion. Te lo roban a tiempo. Te lo cambian como le cambian un suero a alguien en estado de coma sin que este se entere. Te lo escriben y te lo borran como decia Orwell en Rebelion en la Granja, sin huellas ni memoria. Te lo ordenan a gritos y en silencio. Te lo reparten como el milagro de los panes y los peces, sin dar lo uno o lo otro. Te lo quitan como a Padilla en "Fuera del Juego": Que ya no importa la verdad escrita cuando acecha el miedo. Cuando la mentira dice mas que la verdad. Cuando se hunde el estomago. Cuando la boca se cierra a tiempo.
Aqui, estamos a tiempo. Y alla tambien
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