"1. LAS FUERZAS DEL ESPIRITU
1.1. ¡Perdónales, Señor!
Desde que tengo memoria siempre creí en Dios. Cuando era niño, veía admirado como mi gente era buena, bella, inteligente y respetuosa; en efecto, en la aldea dónde nací allá por el año 1922, vivían personas excelentes.
Foto de Valentin Biryukov Mi padre, Yakov Fiodorovich, era maestro de primaria y además tenía las manos de oro. Ya no existen gente así. Era capaz de hacer unas valenki, curtir cualquier piel o construir una estufa rusa sin usar ladrillos, sólo con barro. Me encantaba nuestra iglesia, que estaba consagrada a Santa María de Kazán donde fui bautizado en el día de Nuestra Señora. Sentía, como ya dije, un gran amor infantil hacia todos nuestros vecinos.
Más tarde los tiempos, fue a principios de la Cuaresma de 1930, cuando prendieron a mi padre por que rechazó ser presidente del soviet de la aldea con el cometido de organizar una comuna. El no quería destrozar la vida de su gente. Al ser un hombre creyente percibía con claridad adonde conduciría todo el proceso de colectivización.
Los que mandaban le amenazaron:
- ¡Te desterraremos!
- Esto asunto vuestro, - les contestó.
Y así fue que mi padre terminó arrojado a una nueva prisión, antes monasterio hasta que echaron a todos los monjes, en la ciudad de Barnaul.
Después de aquello el resto de mi familia terminó desterrada. Por aquel entonces tenía unos siete años y ví como nos robaron el ganado, como nos echaron de nuestras casas, y como lloraban desconsoladamente las mujeres y los niños.
Entonces algo se rompió en mi alma y cambié mi forma de pensar: ¿Por qué la gente es tan mala? ¿por qué todos se vuelven locos de repente?
Así fue que como futuros desterrados nos metieron en un cercado propiedad del soviet de la aldea, y pusieron a nuestros vecinos como vigilantes para que armados con fusiles, que también les entregaron, no nos perdieran de vista.
Anna Sergeevna, mi madrina, al enterarse de que estábamos allí nos quiso traer unos empanadillas pero un chaval que le tocaba guardia alzó su fusil y la apuntó :
- ¡No te acerques, que disparo!
- Traigo empanadillas para mi ahijado.
- ¡Ni hablar! Son enemigos del pueblo.
- Pero que dices ¿dónde están los enemigos? ¡Es mi ahijado!
El chico, apuntándola, la frenó brutalmente empujándola con el cañón de su fusil. Ella, desconcertada, se puso a llorar:
- ¿Que te he hecho yo, Ivan?
Él había sido nuestro vecino hasta ahora, un ruso igual que nosotros, pero no bien le entregaron un arma ya pasó a considerarme un enemigo del poder soviético.
Puede leerla aqui: Cajon de Watson
El segundo libro, casualmente tambien, surge de este comentario de un amigo al poner la historia de Biryukov en Facebook:
"Juan, no te puedo recomendar que lo busques porque ya está fuera de imprenta y agotado hace muchos años, pero tengo un libro Titulado I SPEAK FOR THE SILENT, escrito en 1935 por un cientifico ruso (ictiologo) que sufrió los desmanes de Lenin y Stalin , junto a su esposa y un hijo, y logró escapar de uno de esos horribles campos de concentración sovieticos y llegar a Finlandia para poder denunciar al mundo las barbaridades que hoy son copiadas especialmete en Cuba. Es terrible y desgarrador el relato."
Yo le conteste: " Luis, voy a ver si lo encuentro. El libro del archipriest ortodoxo me impresiono por las referencias a Dios y la experiencia de ese terrible mal que ha sido el comunismo y su paralelo con los desterrados del Escambray, pasage que hizo muy famoso en nuestra historia Valeriano Weyler...."
Fui a buscarlo y lo encontre en Heritage History (ingles), bajo el titulo " I Speak for the Silent Prisoners of the Soviets, del cientifico ruso Valentin Tchernavin,. Ahi tambien pude leer el libro de su esposa "Escape from the Soviets".
El cuarto libro que lei fue " Cesar Vallejo (1892 - 1938) Vida y obra - Biografia - Antologica, del profesor Luis Monguio (Hispanic Institute, New York,1952). Una antonimia y antinomia, si se quiere, entre la historia del poeta peruano, la de Biryukov y el matrimonio Tchernavin y el comunismo.
Cesar Vallejo escribio sus "Cronicas de Rusia 1931" durante el encarcelamiento del matrimonio Tchernavin y el destierro de Biryukov. Vallejo de niño decia: "Yo voy a ser Obispo (como sus abuelos). Voy a llevar la mitra en esta cabeza". Byryukov, siendo un niño, amaba a Dios y se hizo sacerdote mientras que Vallejo se convirtio en ateo. El padre de Byryukov (contemporaneo a Vallejo) era maestro de primaria en una aldea y Vallejo fue maestro de primaria en Guadalupe y Lima.. Biryukov, en lo mas profundo de su tragedia bajo el comunismo, habla del amor de Dios y Vallejo en sus Heraldos Negros del "odio de Dios". Vallejo se convierte al comunismo y Byryukov al sacerdocio. Esos contrastes tambien se encuentran entre la vida de Valentin Tchernavin, explorador, cientifico ictiologo, enviado al Gulag y su esposa, Tatiana Tchernavin, intelectual liberal
La vida de Vallejo verifica el viejo adagio de que el camino al infierno esta empedrado de buenas intenciones. Vallejo vivio y murio pobre buscando la "justicia" social en el comunidsmo y el matrimonio Tchernavin y Biryukov, encontraron la felicidad en las injusticias del Comunismo cientifico. Con el caso de Cuba pasa lo mismo.
Vallejo paso hambre defendiendo el comunismo, Tatiana, al tener su hijo en 1918 (un año despues del comunismo en Rusia) cuenta que lo primero que sintio fue hambre. Triste destino que nos trae el comunismo. Cuantos intelectuales se casaron y siguen casado con esa mentira.
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