Monday, January 14, 2008

El final de un" hombre nuevo"




Por: Adela Soto Alvarez

Noticubainternacional


13 de enero del 2008

Hacía mucho que no sabía de Miguel Ángel cuando recibí la noticia de
Carmela mi vecina contándome todo lo que pasó antes de morir.

Y no fue solamente la pobreza y la hambruna la que más le dolieron,
sino la discriminación a que fue sometido por su color y condición
social, en un país donde supuestamente este problema había quedado
erradicado cuando llegaron los Barbudos y se habló de igualdad.

Miguel Ángel fue un hombre integrado hasta la saciedad, justo y buen
trabajador, pero un despertar abrupto lo condujo a la depresión severa
cuando se dio cuenta al cabo de cuarenta y siete años que no había
sido más que uno de los tantos manipulados por un sistema incapaz de
razonar.

Pocas fueron las palabras para poder entender lo sucedido, pero la
realidad era que había fallecido una tarde de agosto en uno de los
portales donde solía dormir resguardado por periódicos y alguna que
otra manteleta que le regalaban o encontraba a su paso, después de 14
años expuesto al Plan Olvido, sin familia, sin oficios ni beneficios,
y graduado de mendigo en las calles pinareñas.

Miguel Ángel había sido entrenador de Motociclismo durante toda su
juventud. Muchos trofeos y medallas ganó para su país, incluyendo su
total entrega a la causa que defendió con uñas y dientes, pero un día
se hizo viejo e inservible.

Sin saber que hacer con su desempleo y sin opciones laborales a pesar
de haber andando la seca y la meca en busca de algo que resolviera su
economía, de dedicó a pedir limosnas y a dormir donde le cogiera la
noche.

Cuentan que después de más de 25 años de labor sin interrupción lo
sustituyeron por uno más joven diciéndole que por problemas de
plantilla lo pasaban para el Órgano del Trabajo para una nueva
reubicación laboral.

Después de esperar pacientemente durante más de 5 años sin noticia de
nueva ubicación, ya había llegado a la edad de jubilación y comenzó a
solicitar se le tramitara la misma.

Acudió a infinidad de lugares en este trámite, hasta que supo que su
expediente laboral se había extraviado.

Pidió una respuesta sólida al asunto, pero solamente el silencio
permaneció durante un año más.

Lo cierto fue que nadie pudo resolver tal perdida, ni tampoco se
sancionó a los infractores, solamente el perjudicado fue Miguel Ángel
quien para colmó de males también perdió la vivienda que compartía con
su única herman Caridad, la que por problemas políticos tuvo que
exilarse en Miami y como Miguel Ángel solamente hacía 4 años que había
hecho el cambio de dirección de casa de los padres para allí, aunque
vivía con esta hacía 12, la empresa de la Vivienda lo sacó de la misma
entregándosela a otra familia y dejando a Miguel Ángel a la
intemperie.

Le dijeron que tenía que regresar para su antigua dirección, pero esto
no le fue posible porque la casa de los padres era muy pequeña y
estaba hacinada por una sobrina que vivió desde su nacimiento con
ellos, y ya había hecho una familia, por lo que no tenía espacio para
Miguel Ángel.

Sin más opciones habitacionales, ni posibilidades de jubilación, pidió
ayuda al gobierno exponiendo sus logros deportivos. Los que le
escucharon la historia lo comenzaron a pelotear de un lugar a otro,
hasta hacerlo llegar a la Nacional de Deporte a ver si alguien le
resolvía su problema, pero todo se quedó en palabrerías.

Una de sus piernas dejó de funcionar a causa de una linfangitis
crónica que lo llevó a la invalides, y a todo esto se le unió una
fístula sangrante que debía ser operada, pero por no tener un lugar
donde pasar la convalecencia postoperatoria no pudo ser resuelta, y se
le convirtió en un cáncer invasivo que se lo llevó en poco tiempo.

Me contó que ni en uno de los albergues deambulatorios destinados para
los casos de desamparo filial, encontró una cama, porque según le
afirmaron los responsables del lugar estaba muy lleno y no había
espacio para él.

Ante tantos problemas de salud se quejó a diferentes organizaciones de
masa, sindicato de Deportes, Partido Provincial, Salud Publica, en fin
a cuanto lugar creyó existía justicia y personas que lo ayudarían en
su desventura, pero nada resolvió, como anteriormente, puertas y más
puertas cerradas a su paso.

Según cuenta Carmela con mucha tristeza, Miguel Ángel días antes de
morir le confesó que en uno de los lugares que fue buscando ayuda
alguien le había dicho que no siguiera insistiendo pues viejo, casi
inválido y negro eran suficientes cosas para que nadie le diera la
mano.

Muchas personas del Reparto Ceferino Fernández Viña en la provincia de
Pinar del Río conocieron de su largo deambular a rastras.


Comía algunas veces lo que algún vecino generoso le ofrecía, otras
pedía un mendrugo de pan en la Panadería El Faro enclavada en el mismo
lugar.

En múltiples ocasiones se le vio registrar los latones de basura en
busca de algo para saciar el apetito.

Dicen que las pocas veces que podía asearse lo hacía en la laguna de
La Ceniza, pero por ser un lugar de acceso poblacional a la zona
rural, solamente podía hacerlo de noche, y cuando lograba llegar
arrastrando su pierna enferma. Así fue la vida de este hombre As de
una de las disciplinas deportivas cubanas.

Carmela me contó que nadie fue al funeral solamente ella, y que junto
con él enterró sus únicas pertenencias, que no eran otras que un saco
de yute llenó de medallas y trofeos que no le sirvieron para nada.

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